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Antonio José Chinchetru

Belleza irreal

Lo digital es bueno, pero no puede competir con la realidad

Pelo castaño y liso, 1,70 de altura y unas medidas para quitar el hipo: 90, 60, 90. Se trata de la chilena Katty Ko, proclamada la mujer más hermosa del mundo... digital. Esta belleza generada por ordenador ha sido la ganadora de la primera edición de Miss Digital World. Sin embargo, como le ocurre a las Miss Mundo de carne y hueso lo tiene muy difícil para competir en los sueños masculinos con otras preciosidades famosas en el mundo del entretenimiento. Si para la peruana Maria Julia Mantilla va a ser casi imposible desbancar a Shakira, Julia Roberts, Britney Spears, Catherine Zeta Jones o Angelina Jolie; a Katty Ko le va a ocurrir lo mismo con Lara Croft o la agente Alice de Resident Evil. De hecho, para poder alcanzar algo de la popularidad de estas últimas, la nueva belleza oficial de la Red debería pasar un proceso ya realizado por ellas: aparecer encarnada en la gran pantalla por una mujer de carne y hueso de las que quitan el sueño. Sin duda alguna, la propia Jolie o Mila Jojovich resultan mucho más atractivas que las heroínas a las que han dado vida y a cuyo auge como sex symbols de la Generación-I han contribuido.
 
Lo de la belleza digital no deja de ser un atractivo extra para juegos de ordenador o consola destinados a un público juvenil o, como en el caso de Miss Digital World, un entretenimiento o tal ver un reto para diseñadores gráficos que tratan de demostrar sus habilidades. Como ocurriera con las esbeltas y eróticas mujeres dibujadas por Milo Manara, las nuevas féminas generadas por ordenador pueden provocar admiración, pero nunca convertirse en objeto de deseo. Eso sólo lo consiguen las actrices que las representan, siempre que sean trasladadas al cine. El concurso de belleza digital no es más que una excusa para soñar en busca de la belleza ideal. Una belleza ideal que concuerda con el mismo tipo de mujer que es considerada hermosa cuando se trata de una persona de carne y hueso.
 
Katty Ko y sus competidoras pueden resultar hermosas, incluso fascinantes. Los ordenadores y la imaginación pueden crear mujeres que despierten la imaginación de cualquier hombre, pero nunca tendrán el atractivo de una belleza real a la que se puede ver en el cine o incluso en el autobús. Como entretenimiento y como aspecto frívolo de la revolución tecnológica que vivimos durante estas décadas están bien, pero nada más. Yo sigo prefiriendo a Nicole Kidman o, mejor, esa chica encantadora con la que me tomaré algo esta noche.
 
Si no fuera así estaría loco. Lo digital es bueno, pero no puede competir con la realidad.

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