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Antonio José Chinchetru

Buenafuente, para eso no vuelvas

Parece olvidar que él tampoco está por encima de esa libertad de expresión, que este derecho se puede ejercer en Twitter también para criticarle, eso que él llama "acoso" o "coacción".

No es el primero ni será el último. Al igual que a otros famosos, y también a muchos políticos, a Andreu Buenafuente no le ha hecho ninguna gracia que le critiquen en las redes sociales. Como le ocurre a muchos otros paladines del pensamiento "progresista", le cuesta aceptar que en Twitter, o en cualquier otro ámbito, se hable de él para algo que no sea alabarle. Y no fue eso lo que ocurrió después de su servil entrevista a González-Sinde. Así que, claro, acostumbrado como está al elogio generalizado, no supo asimilarlo.

Justo antes de anunciar que se "piraba", temporalmente, de Twitter, dejó este mensaje: "No pineso (sic) aguantar juicios faltones después de 21 años haciendo programas en libertad. Los exaltados podéis piraros si queréis". Todo un ejemplo de "moderación". Tal vez hubiera exaltados y "juicios faltones", pero no fueron la mayoría. Y aunque sí lo hubiesen sido, y puesto que él presume de más de dos décadas de hacer sus "programas en libertad", debería respetar la libertad ajena. Al fin y al cabo, muchas de sus actuaciones televisivas son divertidas y cargadas de un humor inteligente, aunque no se comparta su punto de vista, pero otras están cargadas de falta de respeto hacia los objetivos de sus bromas y comentarios. Y nadie pide su cabeza por ello.

Pero lo peor ha sido cómo ha vuelto a la red de microblogging: con un Manifiesto Buenafuente –que es como si quien esto escribe publicara un "Manifiesto Antonio José Chinchetru"– en el que da lecciones a internautas y periodistas en general. Resulta llamativo que una persona tan próxima al poder político (a pesar de que últimamente se muestra crítico con Zapatero, es raro oírle una palabra contra el PSC o el PSOE como partido) llame a "la acción" y a poco menos que a hacer la revolución. Pero eso no es lo que más interesa a efectos de este artículo.

Sostiene Buenafuente: "‘Seguir’ a alguien en una red social no debe ser sinónimo de acoso o coacción. La libertad de expresión está por encima de todo y de todos".

Parece olvidar que él tampoco está por encima de esa libertad de expresión, que este derecho se puede ejercer en Twitter también para criticarle, eso que él llama "acoso" o "coacción". Si no le gusta lo que otros escriben sobre él, tan sólo tiene que no leer a esas personas que mantienen mal tono o resultan demasiado pesadas.

El resto del manifiesto no merece la pena, es pseudo progresismo anticuado aplicado a internet y mucha crítica prepotente al conjunto de los periodistas. Eso y esa frase magistral de "la nueva censura son los intereses empresariales de las empresas de comunicación". Al margen de que cosas así fueron de las primeras que escuché al empezar la carrera de periodismo hace ya dos décadas (así que lo de "nueva" no es muy acertado), cabe preguntarle: ¿incluye esto a la productora de tu programa y a La Sexta?

Una pena el modo de regresar de Buenafuente. Para ser una persona inteligente y por lo general ingeniosa, lo ha hecho muy mal. Para eso mejor que no hubiera vuelto.

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