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Antonio López Campillo

Herejía o primun vivere

Una noticia aparecida estos días en la prensa parece anunciar una herejía en el mundo musulmán (al menos el que vive en las sociedades occidentales). Según los periódicos, la Comisión Islámica, el órgano máximo de la representación del Islam en nuestro país ha expulsado de su seno a 20 asociaciones islamistas, que por seguir los dictados de la saria, son partidarias de la lapidación de las adulteras, la ablación del clítoris y no condenan los malos tratos.

El representante de la Comisión, acompañado de una abogada, ambos muladíes, alertan del peligro que representan los musulmanes fundamentalistas, que según la prensa copan las mezquitas del país. Según el comunicado de la Comisión, su denuncia tiene como objetivo “impedir que organizaciones que predican tales aberraciones doctrinales puedan ejercer el derecho de actuar impunemente en nuestro país,… e instando a las autoridades a que persigan cualquier actuación que constituya un delito de apología de la violencia de género”. Piden al Parlamento español y al europeo que intervengan y que se ilegalice cualquier entidad que no condene esos delitos.

Da la impresión de que la Comisión está pidiendo ayuda al brazo secular para impedir ser desplazados de las mezquitas por los islamistas, y que se persiga a estos por ser sectas. De ser así, resultaría que los islamistas están desplazando a los musulmanes menos rigurosos con la fe del Islam en todo el ámbito nacional. No tiene nada de sorprendente ya que el mismo fenómeno se está produciendo en Francia, con el mismo efecto de denuncia, como es el caso del imán de la mezquita de París.

Pero el comunicado de los muladíes de aquí, a diferencia del imán de París, va más lejos. Denuncian a los islamistas que por seguir los, en cierto modo, dictados de la saria, son partidarios de esas anomalías contra las mujeres. Esto significa que para ellos, para los muladíes actuales, la saria es peligrosa, ya que una interpretación algo diferente a la de los denunciantes, según ellos, conduce a esas discriminaciones y malos tratos. O lo que es lo mismo: la verdad la tienen los muladies de la Comisión Islámica y no los fundamentalistas.

Acaso estemos ante una nueva “herejía” musulmana, que como todas ellas, tiene por base interpretaciones diferentes de ciertas reglas de comportamiento. Más grave sería si los actuales muladies tratasen de “expurgar” partes de la saria para ponerla así más en armonía con las normas morales del mundo occidental. Posición que no está bien vista por los fundamentalistas, recuérdese lo que le sucedió al presidente Sadate por su “occidentalismo”. Las tomas de posición de la Comisión, tal como las reflejan sus criticas al fundamentalismo, indican que saben que hay un cierto grado de incompatibilidad entre el modo de vivir occidental y el del Islam ortodoxo. Dan la impresión que tratan de “dulcificar” la saria, para hacerla aceptable aquí, pero no deben olvidar que la discriminación por genero se encuentra en el Santo Corán. Por eso su operación de acicalamiento de la saria corre el riesgo de quedar corta.

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