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Antonio López Campillo

PCF o la lenta extinción de una generación

Las elecciones municipales francesas de este mes han puesto en evidencia, según los periódicos, un fuerte revés del PCF, el Partido Comunista Francés. En realidad, las fuertes perdidas electorales de ese partido en estas elecciones no son más que la continuación de un declinar constante, que comenzó en las elecciones de los años sesenta. Desde entonces, la perdida de electores de este partido es como un gotear constante, es como si el "depósito electoral" del PCF estuviera agujereado.

El PCF resistió mucho mejor que el Partido Comunista Italiano el choque del Informe Jruchov, que denunciaba, a su manera, los crímenes de Stalin. La desestalinización que siguió tampoco le afectó. Hubo militantes que pidieron un reajuste doctrinal y organizativo, pero lo único que lograron fue ser expulsados. La razón que daba la dirección del partido era que tenían una "reserva electoral" sólida y fiel. Y era cierto, pero no contaron los dirigentes con un fenómeno natural como es la muerte, inevitable, de los humanos.

Varios trabajos, entre ellos los de Emmanuel Todd, indicaban que el declinar electoral del PCF era semejante al declinar de una generación, por fallecimiento. No se tomo muy en serio tal análisis, pero en cada elección nacional, municipal o cantonal se confirmaba.

Las adhesiones masivas al partido tienen lugar entre los años 45 y 50; son estas generaciones las más fieles, las más "antifascistas", pues el recuerdo de la ocupación alemana estaba aún en todas las memorias y muchos veían en el PCF el partido "nacional", patriota por excelencia. La Guerra de Argelia y la crítica del stalinismo erosionaron la confianza en el partido entre las nuevas generaciones, lo que redujo las adhesiones. El resultado fue que se transformó en un partido de "mayores", que cada año mueren, y cada vez más. Mayo del 68 acabo por cegar el cauce de entrada en el PCF, pero en ningún caso la perdida de militantes por abandono fue importante. Simplemente el grifo se cerró y el desagüe no.

Así, este partido se convirtió en la representación social de parte de una generación, la que va de 1945 a 1965. Su declinar lo indica cada año la disminución del numero de compradores de su diario L’Humanité. La situación ha llegado a tal punto que se ha declarado, el año pasado, prácticamente en quiebra; ha despedido a buena parte de los empleados, incluidos periodistas, como una empresa capitalista vulgar. Ha tenido que vender locales y disminuir el número de "permanentes". Las causas de la crisis económica se encuentran en la desaparición de su militancia y de su electorado, este ha seguido la misma evolución demográfica.

En estas elecciones, ha perdido el control de 10 alcaldías de más de 30.000 habitantes. En los comicios de 1995, había abandonado a la derecha 12 alcaldías de la misma dimensión. Le quedan 31 ayuntamientos importantes. La perdida de esas últimas alcaldías acentúa la catástrofe económica. Con la desaparición de la URSS, el PCF tenía que mantenerse, económicamente, sólo. Sus fuentes de ingresos procedían de falsas facturas procedentes de empresas de construcción y otras que efectuaban servicios a las alcaldías. Desde hace un par de años, la justicia estudia este tipo de "acuerdos" económicos en el funcionamiento de los partidos políticos franceses y en particular del PCF. Esa fuente de ingresos ha desaparecido. Pero les quedaba otra vía de captación de francos.

En las alcaldías comunistas, un libro reciente lo cuenta, se mantenían y se alimentaban, según el tamaño del ayuntamiento, entre 30 y 120 "asociaciones" culturales. Cada una recibía entre 6 y 120 millones de pesetas anuales. El dinero se repartía; la asociación se quedaba con el 20 por ciento; uno o varios permanentes del partido, como empleados, se reservaban el 15 por ciento; el resto, el 65 por ciento, pasaba al partido, que además utilizaba las asociaciones como sedes.

El revés electoral le cuesta al PCF, aproximadamente, el 25 por ciento de sus ingresos anuales, la pérdida de unas 800 asociaciones con sus sedes y más de 2000 "permanentes". La culpa no la tiene "el liberalismo", simplemente la demografía vulgar. Cosas de la vida (y de la muerte).

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