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Antonio Robles

La guerra de Siria es nuestra guerra

Siria es nuestra guerra, la guerra que los europeos han de ganar si no quieren ver convertida la Unión en un edificio en ruinas.

Siria es nuestra guerra, la guerra que los europeos han de ganar si no quieren ver convertida la Unión en un edificio en ruinas.
Momento del lanzamiento de un misil estadounidense sobre Siria | EFE

No me amparo en valores morales. Hoy, son puro postureo que, en lugar de resolver conflictos, los eternizan. Seamos pragmáticos, aunque sólo sea para poder ser altruistas. No digo que Europa tenga un deber moral con los sirios. No digo que su capacidad económica y su peso histórico nos obligue a implicarnos en la solución de los conflictos regionales. No me refiero tampoco a tener la obligación de acabar con la vergüenza de ver convertido nuestro mar de vida en un cementerio. No, estoy diciendo que la guerra de Siria es nuestra guerra porque sus consecuencias están destruyendo la Unión Europea. Será una guerra que se libra fuera de nuestras fronteras, pero sus consecuencias se notan dentro. Es una cuestión de supervivencia. Entiendan la ironía y la evidencia.

Las tensiones provocadas por la llegada masiva de millones de refugiados han encendido todas las alarmas. Su presencia ha activado el populismo en Francia, en Holanda, en Alemania, en Suecia…, ha servido como disculpa para explotar el miedo, el egoísmo, incluso el racismo. Y con ellos, el fantasma del nacionalismo que ha sumido a Europa en infinitas guerras civiles. La primera consecuencia es el triunfo del Brexit y la salida del Reino Unido. Una tragedia que a duras penas empezamos a percibir en cuanto se han puesto a negociar las cláusulas de la separación.

Y tras el Brexit, los nacionalistas franceses, alemanes, italianos, belgas, holandeses, polacos, suecos etc. ganan posiciones y en algunos casos, como en Francia, enarbolando la salida de la Unión. La victoria de la ultraderecha en Francia la dejaría herida de muerte. Una tragedia cuyo alcance somos incapaces de calibrar porque aún no somos conscientes de su posibilidad. Seguramente, porque las generaciones posteriores a la última Guerra Civil aún no han percibido lo que pueden perder, porque aún no se han dado cuenta que su bienestar y paz son fruto de la colaboración y la unión. Los mayores de la historia.

Es evidente que la crisis desatada en 2007 explica el inicio de los recelos nacionales. En la desesperación, el egoísmo apela a la tribu, pero ha sido la combinación de terrorismo yihadista, avalancha de refugiados, implicaciones interesadas entre ellos, paro, recortes y disminución de ayudas sociales para atender las nuevas necesidades surgidas del éxodo sirio, la que ha despertado los peores instintos nacionalistas de la Europa de entreguerras.

Resolviendo la vuelta de los desplazados a su país, se resolverían sus problemas y los nuestros, la mejor forma de altruismo con ellos. Pero ellos no pueden volver porque su país está destruido y en guerra, una guerra cada día más despiadada entre facciones irreconciliables y crueles. La última muestra, el ataque químico de Bashar al Assad contra su propio pueblo. ¿Cómo quieren que no huyan a millones de ese infierno hacia la pacífica y rica Europa? ¿Acaso no lo haríamos nosotros en su lugar?

La paz se gana cada día, no está garantiza per se. Y sus beneficios también. EEUU nos ha tutelado en la primera y segunda Guerra Civil (eso que los libros de historia llaman guerras mundiales). Y lo han seguido haciendo en cuantos conflictos nos afectaban. Nuevamente EEUU, esta vez a través de un pistolero que despreció la autoridad jurídica internacional de Naciones Unidas, ha asumido un alto riesgo para defender sus intereses. Europa ha de defender los suyos, y eso cuesta dinero, y asumir responsabilidades. El pueblo sirio se merece una oportunidad, la misma que Europa. Si no ganamos esta guerra, la tragedia siria no tendrá esperanza y la UE corre el riesgo de su disolución.

P.D. Si no lo queremos hacer por altruismo, hagámoslo por egoísmo; todo menos asistir a la masacre diaria de millones de personas como nosotros. Ya han muerto de 300.000 a 450.000, ni siquiera tenemos cifras exactas. 5 millones de refugiados y 7 de desplazados de un total de 17 millones. La mayor tragedia humanitaria después de la II Guerra Mundial.

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