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Antonio Robles

Las encuestas interesadas de Cataluña

Su estupidez está a la altura de la astucia del catalanismo que ha logrado convencer a estos mesetarios de que si muestran pleitesía, quizás les apoyen en la formación del próximo gobierno, y pueden, si se esfuerzan, redimir su anticatalanismo ancestral.

Sentí vergüenza ajena cuando oí a Rubalcaba el pasado fin de semana en Gavá (Barcelona) atrincherarse en favor de la inmersión. "Cuidad el catalán, cuidad vuestro sistema educativo, mimarle, cuidad a los niños, que son bilingües". Su voz postiza, babosa y engolada no iba dirigida a la charnegada que le escuchaba, sino a agradar a los nacionalistas que le han permitido gobernar hasta ahora. Sus lametazos me recordaron al cacique de Los santos inocentes cuando reparte unas míseras monedas como prueba de lo buenísimo que es el señorito con sus sirvientes cuando los va a visitar para cobrar el diezmo.

Este botarate que se presenta y nos suelta "yo no hablo catalán en la intimidad" para a continuación largar eso de "cuidad al catalán", "cuidad a los niños" como si el PP fuera el hombre del saco... ¿se ha planteado que se lo está diciendo a personas que sí sabemos catalán, que lo utilizamos diariamente y que exigimos la enseñanza también en castellano precisamente porque queremos cuidar a los niños?

Su estupidez está a la altura de la astucia del catalanismo que ha logrado convencer a estos mesetarios de que si muestran pleitesía, quizás les apoyen en la formación del próximo gobierno, y pueden, si se esfuerzan, redimir su anticatalanismo ancestral.

Su apoyo explícito a la inmersión contra las sentencias del TS, el TC y el auto del TSJC, al modo y manera que lo ha hecho la ministra de defensa Chacón y como se opuso Montilla a la tercera hora de castellano, no los distingue en nada de los nacionalistas. Y todos fabrican mentiras sobre la insuficiente normalización del catalán para seguir con el victimismo de la inmersión.

Señores Magistrados, el catalán ya no está en desventaja con el castellano a nivel de conocimiento. Por muchas encuestas precocinadas, cocinadas y traducidas que saque la Generalidad, hoy en Cataluña todos los jóvenes menores de 30 años que han pasado por el sistema escolar, tienen un conocimiento igual o superior del catalán que del castellano. Otra cosa es lo que hagan con el idioma en el ejercicio de su libertad. ¿Y por qué lo afirmo a pesar de que las encuestas de conocimiento y uso de uno y otro idioma otorgan al español mayor porcentaje de hablantes y conocimiento? Primero, porque mientras vivan las generaciones que no sabían catalán rebajarán los porcentajes de comparación entre el conocimiento de una y otra lengua al mezclar generaciones adultas y escolares; y segundo, porque toda la población escolar que ha salido hace una década del sistema educativo y la que actualmente lo está cursando alcanza al cien por cien de la población. Por tanto, la disculpa de la inmersión, basada en la mayor debilidad de la lengua catalana frente a la castellana, ya no tiene sentido. Todos los ciudadanos que han cursado estudios en Cataluña han estudiado catalán y la mayoría en catalán exclusivamente.

La inmersión no tiene nada que ver con los adultos. Sepan o no catalán, no es a ellos a quienes afecta, sino a los escolares, y estos ya tienen asegurado el conocimiento del catalán, sea con la inmersión, sea con la conjunción lingüística o sea con la libertad total para elegir lengua vehicular. En ningún caso las sentencias ni las decisiones gubernamentales permiten que el catalán sea marginado. Dicho de otra manera, hoy la población escolar y las generaciones que han tenido catalán con o sin inmersión durante estos últimos 30 años han de alcanzar al 100 por 100 de la población. Por tanto, incluso las advertencias de los tribunales de hacer del catalán el centro de gravedad del sistema educativo sin que ello signifique la exclusión del castellano como lengua vehicular, han quedado obsoletas, y por lo tanto se habría de aplicar la conjunción lingüística de proporcionalidad total, como las propias sentencias obligan. Claro lo deja el fundamento jurídico séptimo de las sentencias del TS:

La determinación [de cuál deba ser la proporción en la que se incorpore el castellano como lengua vehicular al sistema de enseñanza en Cataluña] y su puesta en práctica corresponde acordarla a la Generalidad de Cataluña, de modo que si el Gobierno de la misma creyese que el objetivo de normalización lingüística estuviera ya conseguido, ambas lenguas cooficiales deberían ser vehiculares en la misma proporción y si, por el contrario, se estimase la existencia aún de un déficit en ese proceso de normalización en detrimento de la lengua propia de Cataluña, se debería otorgar al catalán un trato diferenciado sobre el castellano en una proporción razonable, que, sin embargo, no haga ilusoria o simplemente constituya un artificio de mera apariencia en la obligada utilización del castellano como lengua vehicular. Trato de favor que debería ser transitorio hasta tanto se obtenga el objetivo de normalización que constituye el modelo de conjunción lingüística o de bilingüismo integral que constituye el modelo constitucional que garantiza el principio de lealtad constitucional entre Administraciones Públicas y que de acordarse deberá estar suficientemente motivado.

Y hay un señor que se llama Rubalcaba que quiere ser presidente del Gobierno español. Que la inmersión no lo quiera.

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