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Antonio Robles

Ojo con los trileros 1714 plus

Estamos llegando a un punto de no retorno. ¡Otra vez no!

Ayer publicaba Francesc de Carreras un clarificador artículo, "Ojo con los trileros", cuya tesis básica es advertir que el "más grave error [del nacionalismo] en la estrategia para separarse de España ha sido optar por un camino equivocado: el de la desobediencia a la ley". "Por esta ruta, no lo logrará nunca", afirma. Y da razones jurídicas y políticas para demostrarlo. Ya que ese camino es imposible, deduce, seguramente lo que en realidad buscan no es la independencia, sino sacar mayores ventajas del Estado. Y advierte a Sáez de Santamaría:

Ojo, vicepresidenta del Gobierno, con lo que va a negociar en los próximos meses. Los trileros no son fiables pero son hábiles.

Efectivamente, los nacionalistas no son fiables, pero tampoco mercaderes a secas, amigo Francesc. Si fuera una cuestión únicamente de dinero, nunca hubieran conseguido convertir a cientos de miles de personas en un rebaño, y a ese rebaño en un parchís cada 11 de septiembre. Tal control de las masas sólo está a la altura de un ejército o de regímenes totalitarios. Como no es el caso, la sugestión colectiva filmada por TV3 cada diada la explica mejor la avaricia del alma que la cuenta corriente. Y añade un peligro mayor, a saber: el chantaje económico tiene precio; los sueños colectivos, no. Sobre todo los que han perdido contacto con la realidad y han sucumbido al delirio. Ese es el peligro que debe tener en cuenta Sáenz de Santamaría y en el que está a punto de caer si cede una vez más ante los nacionalistas en nombre del apaciguamiento, el buen rollito y la seducción. Cohecho y (o) prevaricación aparte.

Llueve sobre mojado, De Carreras no habla por boca de ganso, El Confidencial Digital ya denunciaba el pasado lunes el plan de Rajoy para normalizar las relaciones con Cataluña accediendo a retirar una treintena de recursos de inconstitucionalidad contra diferentes normativas del Gobierno secesionista actualmente en fase judicial. Empezando por los recursos contra la exclusión lingüística y el incumplimiento de sentencias, pero no sólo. En total 32 recursos actualmente en curso que invaden competencias del Gobierno de la nación o incumplen directamente la Constitución.

¡Otro vez no! Los derechos hispanohablantes en Cataluña no pueden volver a ser moneda de cambio para trapichear Gobiernos en minoría. Ya accedió Aznar ante Pujol en el Pacto del Majestic (1996) a cortarle la cabeza a Vidal Quadras y olvidarse de la lengua. Y miren cómo estamos. Más insolencia que nunca ante la ley, y a punto de creerse como niños consentidos que nadie les detendrá. Eso no tiene nada que ver con el dinero, sino con la convicción de que el delirio está al alcance de su mano. De la mano, o de la quema de constituciones, banderas y sedes de partidos hostiles al proceso, de la desobediencia a las leyes, la insurrección institucional y la imposición de una legalidad paralela a la propia Constitución española.

El gran peligro de ceder es que lleguen al convencimiento de que nadie les detendrá, de que, hagan lo que hagan, siempre tendrán una salida, de que su sueño solo es cuestión de tiempo. Hasta que un día simplemente se planten creyendo que todo el monte es orégano y obliguen al Estado a actuar sin dilación ni contemplaciones. Ese día no llegará de golpe, llegará precedido de múltiples degradaciones de la convivencia y la dignidad de millones de ciudadanos españoles que no son nacionalistas.

Hoy el gran peligro es la intoxicación de las conciencias, la borrachera mental de una sociedad que no sabrá metabolizar mañana la asunción de la realidad porque la realidad es el tebeo de TV3, el cuento interiorizado por dos generaciones de jóvenes, para quienes el delirio es la realidad.

Sáenz de Santamaría tiene una responsabilidad histórica hoy en evitar que el Estado tenga un problema dramático mañana. Estamos llegando a un punto de no retorno. ¡Otra vez no!

PD: Lean el artículo de Francesc de Carreras. Mi homenaje a un hombre bueno y honesto que acaba de ingresar en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y recibir el premio de periodismo Mariano de Cavia. Felicidades, amigo.

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