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Antonio Robles

¿Por qué temen a Xavier García Albiol?

¿Por qué lo temen los enemigos de España? Porque es un tipo sin complejos ante el nacionalismo, ni guarda respeto al tradicional chantaje de CiU al PP

Nada más conocerse el candidato del PP a la presidencia de la Generalidad, los tanques mediáticos del nacionalismo y de las izquierdas catalanistas han salido en tromba contra él. Objetivo, estigmatizarle de salida para dejarlo fuera de la carrera electoral antes de empezar. El cordón sanitario. Así se entiende la democracia en Cataluña. Y es que la fijación con el PP es enfermiza. Haga lo que haga, los mantras catalanistas han logrado tatuarle la vitola de franquista con parecida eficacia al desprecio que logró imponer el nacionalismo contra los judíos en la Alemania de los años treinta.

¿Por qué temen los enemigos de España a Xavier García Albiol? Porque es un tipo sin complejos ante el nacionalismo, ni guarda respeto alguno al tradicional chantaje de CiU al PP, en nombre de la gobernabilidad del Estado. Se han de escarmentar las irreverencias del díscolo, no sea que otros lo imiten.

Por si fuera poco, utiliza un lenguaje directo, populista, tan cercano a la barra de un bar, que sus carteles electorales parecen sacados de los miedos inconscientes de la gente corriente. De ahí su conexión con ella. En Badalona ha logrado atraer a todo tipo de electorado, incluso al socialista, prometiendo limpiar barrios marginales de inmigrantes con comportamientos incívicos y delictivos. El lema de su campaña de las pasadas elecciones del 24 de mayo era "Limpiando Badalona", que logró centrar la campaña en él por el empeño de sus enemigos de tratarlo de xenófobo y racista. Jordi Évole llegó a afirmar que el lema "le daba asco".

Para sus detractores importaba poco que repitiera una y otra vez que solo pretendía "limpiar Badalona de todo aquello que genera problemas con el resto de vecinos". Es del PP; con eso basta para compararlo con el Frente Popular de Marine Le Pen. Aunque la pitada del Nou Camp o las muestras diarias de desprecio a los españoles por parte de sus detractores nacionalistas estén mucho más cercanas a tal comportamiento xenófobo. Es el peaje que en Cataluña hay que pagar por no ser del gusto de la parroquia. Es decir, por ser español.

Le conocí durante dos años compartiendo una tertulia semanal de TV. En más de una ocasión le oí acusar de hipócrita a la izquierda catalanista por abandonar a los vecinos de barrios deteriorados por el incivismo de colectivos rumanos dedicados a la delincuencia, mientras ella vivía cómodamente a salvo en barrios acomodados y seguros. Como la alcaldesa socialista de Santa Coloma, Manuela de Madre, que vivía fuera de la localidad en un barrio de ricos de Barcelona. Tendrá que cuidarse ahora él de hacer lo propio si no quiere contradecirse.

Su simplicidad en los mensajes, sus golpes directos al separatismo, su insultante personalidad para enarbolar la bandera española en cualquier circunstancia sin sopesar daños colaterales, incluso la asunción del discurso de C’s contra la inmersión y en defensa de la libertad lingüística, es un golpe muy duro para el nacionalismo. Desde Vidal Quadras, nadie en su partido rompió amarras completamente con CiU por temor a perder su apoyo para formar Gobierno. El nacionalismo así tenía neutralizado al PP en sus temas tabú, como la cultura, la escuela, la inmersión, la lengua, incluso en los presupuestos. Con Xavier García Albiol de cabeza de lista, el separatismo sabe que ya no podrá explotar el tactismo del PP. Con su nombramiento se han roto todos los puentes. Es su hombre más duro, más directo, capaz de conectar con la base más instintiva de la derecha convergente. Incluso puede seducir de nuevo a votantes populares que habían optado por C’s al ver al PP jugando a la Puta y la Ramoneta, como tantos años hiciera Durán i Lleida.

Como contrapunto, de segunda, una mujer de seda, culta, inteligente, preparada y trabajadora, bregada en la caverna mediática más activista de cuantas existen hoy en Cataluña, el programa matinal de Jordi Basté, de RAC 1. Andrea Levy, de 31 años, recientemente nombrada como responsable de Estudios y programas, puede lograr junto a Xavier García Albiol cambiar las malas expectativas del PP en Cataluña.

P.D. Lo que son las cosas: ahora Rajoy quiere volver con Xavier García Albiol al PP de Vidal Quadras. Si Aznar no lo hubiera sacrificado en los pactos del Majestic, y Rajoy ninguneado desde que alcanzó la presidencia, seguramente hoy no estaríamos a la intemperie en Cataluña.

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