Menú
Armando Frontado

El mundo de Chávez

Todo terrícola pensante actúa de acuerdo con el mundo en donde se ha formado. El mundo del dictador venezolano Juan Vicente Gómez era rural y la nación en manos de Gómez se convirtió en una hacienda, manejada con un criterio estrictamente campesino. Las vacas eran ordeñadas siempre en la madrugada y a la misma hora. El mundo del dictador andino Marcos Pérez Jiménez eran los negocios y el país fue gobernado como una empresa con su sede principal en Caracas.

El actual presidente de Venezuela es objeto de muchas conjeturas especialmente en toda América, España y Francia. Para los hispanos “es un barco sin brújula” y para los franceses es “el hijo espiritual de Fidel Castro”. Las dos calificaciones se aproximan a la verdad, pero no son exactas. Chávez manda de acuerdo con el mundo que conoció y ese mundo carece de las condiciones fundamentales para ordenar y gobernar con eficiencia un país como Venezuela en el año 2000.

El comandante Hugo Chávez Frías no ha podido conocer las virtudes y defectos de la sociedad venezolana en sus aspectos económicos, políticos y sociales. Chávez es de origen humilde, con la educación elemental que brinda la educación pública en un obscuro pueblo de provincia. Chávez tomó rumbo a la Escuela Militar, por cuanto las fuerzas armadas eran el refugio para los jóvenes carentes de recursos que buscaban una educación sólida y una profesión. Fue a la Academia Militar con un anhelo: aprender a jugar béisbol, con la esperanza de ir a las grandes ligas. Así lo ha confesado.

Espiritualmente para Chávez su familia es la escuela militar. Allí aprendió todo lo que sabe. Pero Chávez no tiene experiencia civil. Chávez y sus amigos conspiran por espacio de 10 años. Sus compañeros lo definen como “un muchacho audaz, lleno de sueños”.

Chávez no tiene ninguna experiencia administrativa. Chávez no comprende el mundo civil ni social ni económico. Es un extraterrestre ante la Venezuela que no tiene uniforme. Fracasa con el golpe militar contra Carlos Andrés Pérez, pero al asumir la responsabilidad de ese movimiento, en un país en donde nadie quiere ser responsable de nada, logra convertir una derrota militar en una victoria política.

Chávez está tan ajeno a la sociedad venezolana que se negaba a participar en las elecciones porque en el cuartel no entendió nunca la fuerza electoral. Son civiles quienes se le acercan y lo invitan a ir al debate electoral, pero él “no creía en eso”.

Chávez, sin experiencia, se lanza a la conquista de una Venezuela desconocida para él. Lo único que Chávez sabe es que no puede competir con los partidos, por eso los desaparece. Y algo muy importante, está firmemente convencido que sólo el mundo militar, el único mundo donde él ha vivido, puede salvar su país.

Chávez conoce a su propio país por referencias. Su vivencia se limita a lo que vio mientras prestaba el servicio militar en los pueblos del interior de la república. Su estrategia es no tener estrategia. Crear focos de conflictos permanentes porque es lo único que le permite ocultar su incapacidad de construir.

Por ello el comandante Hugo Chávez Frías es tan peligroso. Se trata de la improvisación al servicio del caos para ocultar la incapacidad. El objetivo es la autocracia institucional, por lo que el voto en Venezuela está al servicio de la dictadura.

© AIPE

El venezolano Armando Frontado es Analista político.

En Internacional

    0
    comentarios