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Armando Frontado

La conspiración femenina

Caracas.Muy pocos observadores han analizado uno de los problemas más graves que tienen las Fuerzas Armadas en toda América Latina. Me refiero a la conspiración femenina. Con excepción de dos o tres países del sur, los oficiales de la marina, la aviación y el ejército son de extracción humilde. Y casan, como es lógico, con muchachas de ese mismo origen social. La esposa del militar en América Latina es más importante de lo que creen en Estados Unidos y en Europa. Ellas intervienen desde el hogar, sin vestir el uniforme (porque quienes menos conspiran son las damas que sirven en las Fuerzas Armadas como oficiales) en la vida profesional del marido. Comentan, cruzan ideas con otras esposas de oficiales, critican decisiones y hasta manipulan a oficiales para lograr acciones efectivas.

Las mujeres de los militares en América Latina mandan. Uno de los factores de la caída del general Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, hace 42 años, fue la prédica permanente de las esposas de los oficiales en contra del régimen. Las mujeres alentaban a los hombres a que no se dejaran humillar, “ustedes no son un cero a la izquierda”, era una de las frases más corrientes, cuando veían el poder que ostentaban las esposas de los altos oficiales del perejimenato.

Pérez Jiménez construyó un lujoso y moderno club exclusivamente para los militares, “para que no se sientan humillados en las fiestas de los ricos”, fueron las palabras del entonces presidente. Y en efecto el Círculo Militar de Caracas es uno de los clubes más imponentes de América Latina.

Pues bien, hoy en ese mismo Círculo Militar se ven a las compañeras de la inmensa mayoría de uniformados vistiendo decentemente, pero sin fastuosidad. No se ve en ellas ostentación de la riqueza, porque la mayoría militar no es rica. Pero ya se aprecia en Venezuela un sector minoritario castrense que está haciendo grandes negocios. Y sus mujeres visten muy diferente. El propio presidente Chávez, está alarmado y anunció que “todo corrupto será castigado, caiga quien caiga”. Estas tres últimas palabras indican que la corrupción aumenta en el sector más cercano al propio Chávez.

Las mujeres de los esposos que no roban, la mayoría, no están contentas porque ya está ocurriendo el mismo triste espectáculo que se veía durante el perejimenato: esposas de oficiales “haciendo negocios”, mostrando joyas y trajes que no están al alcance de lo que devenga un oficial. Este malestar femenino, se agrava con el anuncio reciente del gobierno chavista de eliminar “el generalato”. Para aclarar a los lectores, pues esto es único en el universo militar, en Venezuela no habrá más generales. El único que ostentará ese grado será el ministro de la Defensa. Los otros no serán generales a secas, sino generales diferenciados de la clásica jerarquía que va a desaparecer de acuerdo con el proyecto que ya el propio Chávez autorizó, porque Chávez es el único que autoriza a la Asamblea Nacional para que determinadas cosas se hagan o no se hagan.

La división clásica del generalato era General de Brigada, General de División y General en Jefe. Esto será eliminado. El nuevo orden militar va a crear grandes problemas. El único general, de verdad verdad, será el incondicional a Chávez, que por cierto llegara a ministro de la Defensa sin requerir la aprobación de la Asamblea Nacional. Su ascenso depende sólo de Chávez.

Para los observadores venezolanos, el comandante Chávez va directo al abismo y en un plazo menor de lo que se creía.

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El venezolano Armando Frontado es analista político.

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