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El pinchazo de las burbujas de Europa del Este

Los antiguos países soviéticos tienen una deuda total de entre 1,5 y 2 billones de dólares contraída con sus acreedores occidentales. De este total, alrededor de 400.000 millones de dólares tienen que repagarse o refinanciarse en 2009. Richard M. Ebeling.

Mientras la economía americana continúa sufriendo la debacle del pinchazo de las burbujas de la vivienda, la inversión y la deuda al consumo, las economías europeas también están atravesando su propia recesión post-burbuja. Pero el declive de sus economías puede empeorar pronto debido a una grave crisis de deuda en la Europa del Este.

Desde el colapso del comunismo en Europa del Este en los primeros años de los 90, todas las economías cautivas que habían estado bloqueadas dentro del Telón de Acero, han caminado hacia reformas de mercado de sus economías. Algunas de ellas, especialmente Polonia, República Checa, Hungría y las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania, dieron pasos importantes para superar décadas del fracaso socialista de la planificación centralizada.

La inversión directa extranjera y la formación de capital doméstico respiraron nueva vida, en economías estancadas durante mucho tiempo. La industria y agricultura florecieron, siguiendo la restauración de los derechos de propiedad privada y un relativamente amplio grado de competencia en el mercado. También experimentaron grandes incrementos en el turismo, a medida que las grandes y encantadoras ciudades del viejo mundo como Praga y Budapest, atraían cada año a decenas de miles de visitantes de todo el mundo.

Pero una buena parte de esta vitalidad económica fue financiada con capital prestado, siendo una proporción importante proveniente de bancos e instituciones financieras de la Europa occidental. Estos antiguos países soviéticos tienen una deuda total de entre 1.5 y 2 billones de dólares contraída con sus acreedores occidentales. De este total, alrededor de 400.000 millones de dólares tienen que repagarse o refinanciarse en 2009.

La tabla de abajo muestra que muchos de estos países se enfrentan a una significativa carga en la financiación de la deuda como porcentaje de su Producto Interior Bruto (PIB), y que son muy dependientes de sus ventas exportadoras para pagar lo que deben.

Fuente: Economist.com


Letonia y Hungría están enfrentándose a una de las peores de las crisis domésticas debido a la carga de sus deudas. Los inversores y consumidores letones y húngaros vieron más atractivo pedir prestado dinero a los bancos y fuentes de financiación de la Europa occidental que pedir prestado de sus mercados financieros nacionales, debido a los tipos de interés más bajos de los primeros.

El problema es que estos préstamos estaban denominados y eran pagaderos en euros, no en sus monedas locales. Si las exportaciones se reducían o el valor de las monedas locales caía en relación con el euro, los costes de financiar estas deudas serían más gravosos. Eso es exactamente lo que ha estado sucediendo.

Durante el último medio año, la economía letona empeoró drásticamente. Es probable que la economía se contraiga un 12% en 2009, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). La economía húngara se estima que lo haga en un 6% este año. La mayor parte de esta contracción se está debiendo a la reducción de las exportaciones.

En Letonia se sucedieron violentas manifestaciones el último mes, cuando el gobierno propuso implementar las demandas del FMI para la austeridad fiscal, con el fin de recibir asistencia financiera. Eso llevó al derrocamiento del gobierno de Riga. El FMI ya había prestado alrededor de 4.000 millones de dólares a Letonia, pero ha retrasado cualquier ayuda financiera hasta que no se produzcan recortes en el sistema de bienestar u otros programas gubernamentales.

Al mismo tiempo, muchas de las monedas de los países de Europa del Este que no se han unido todavía al euro, han estado experimentando notables caídas en los mercados de divisas. En los últimos seis meses, por ejemplo, el Zloty polaco ha caído cerca de un 30% contra el euro. El Florín húngaro se ha reducido en un 22%, y la Corona checa más del 12%. La Hryvnia ucraniana ha perdido alrededor de un 40% de su valor en relación con el euro. Esto ha tenido su impacto en los gobiernos, los inversores privados y los consumidores.

En Hungría, muchos propietarios de casas pidieron prestado dinero del exterior y tienen sus pagos hipotecarios denominados en euros. Como ha caído el valor del florín, eso ha aumentado dramáticamente el coste de los pagos mensuales de la hipoteca, con lo que los impagos y las confiscaciones de casas están creciendo. El FMI ha prestado al gobierno húngaro, hasta ahora, algo más de 8.000 millones de dólares para ayudar al gobierno a cubrir los gastos de su deuda.

El grado en que esta crisis de la deuda está afectando a la Europa del este no es uniforme. Las economías checa y polaca permanecen relativamente fuertes en comparación con algunos de sus vecinos más tocados. Ambas naciones pueden incluso acabar 2009 con tasas de crecimiento moderadas si la recesión global no empeora demasiado.

El impacto sobre los bancos en la Europa occidental tampoco es uniforme. Las instituciones financieras que pueden ser más fuertemente afectadas están en Italia y Austria, que son las que tienen una mayor exposición. Los bancos austriacos, por ejemplo, han prestado a Europa del este sumas que están cerca del 70% de su PIB, y los bancos italianos no están muy por detrás.

A principios de marzo, los analistas de JP Morgan estimaron que los bancos europeos necesitarían al menos 50.000 millones de dólares antes de 2010 para compensar los peores “préstamos tóxicos” que están en sus balances, concedidos a la emergente Europa del este. Muchos de estos bancos han criticado las estimaciones de Morgan como exageradas. Pero cualesquiera que estos números lleguen a ser este año o el siguiente, los prestatarios de Europa del este y sus prestamistas occidentales están en apuros.

Artículo elaborado por Richard M. Ebeling, publicado originalmente en American Institute for Economic Research.

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