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Borja Prieto

Los amigos de Tux

Cualquiera podría pensar que los usuarios de Linux aplaudirían con entusiasmo un apoyo decidido por parte de una de las pocas empresas de tecnología que ha conseguido hacer sombra a Microsoft. Pues no.

"De los amigos me guarde Dios, que de los enemigos me guardo yo", dice el refrán. Algo así debe estar pensando el pobre pingüino Tux, la mascota de Linux. Hace unos días se extendió por la red el rumor de que Google iba a lanzar su propio sistema operativo, basado en la distribución Ubuntu.

Ubuntu se ha convertido en poco más de un año en la distribución Linux más popular, gracias a una filosofía que resumen en su lema "Linux para seres humanos". También ayuda, seguramente, tener como impulsor a Mark Shuttleworth, un millonario conocido por ser el segundo cosmonauta "turista" de la historia.

Pronto se desmintió este rumor desde Google: lo único cierto es que los empleados de Google utilizan una versión personalizada de Ubuntu. Pero a los pocos días saltó la noticia de que Google iba a portar sus aplicaciones a Linux, empezando por el organizador de fotografías Picasa. Tanto Picasa como Google Earth o Google Desktop son aplicaciones fantásticas: fáciles de usar, limpias, sencillas, útiles... así que disponer de ellas en Linux supone una barrera menos para dar el salto y abandonar el sistema operativo de Microsoft.

Hay que tener en cuenta que hasta ahora Linux sólo ha conseguido llegar a los tecnólogos más entusiastas, los que Everett Rogers llama innovadores, y éstos son sólo un 2,5% de todos los usuarios. Los realmente importantes, los que tienen autoridad para recomendar una tecnología a la mayoría de usuarios son los prescriptores. Estos tienen una actitud más práctica: están al tanto de las novedades, pero adoptan sólo las que les resultan de utilidad. La reacción al rumor acerca de la versión Google de Ubuntu demuestra que hay prescriptores que están dispuestos a usar Linux, si alguien reduce el esfuerzo necesario para hacerlo.

Así que cualquiera podría pensar que los usuarios de Linux, tan aficionados a "evangelizar" acerca de su sistema operativo, aplaudirían con entusiasmo un apoyo decidido por parte de una de las pocas empresas de tecnología que ha conseguido hacer sombra a Microsoft. Pues no. Han sido abundantísimos los comentarios del tipo "la solución técnica para la migración es una basura" o "Picasa no es software libre, así que la noticia no tiene interés".

Una actitud que puede reportar grandes satisfacciones al linuxero purista, al reafirmarle en su superioridad moral y técnica sobre el 97,5% restante de usuarios, pero que poco va a contribuir a que Linux sea algún día una opción mayoritaria.

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