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Borja Prieto

¿Por qué llaman piratería a la publicidad?

Dentro de unos años habrá empresas que cobren por promocionar música, libros o películas en las redes P2P o en sitios como YouTube o Last.fm. Los mismos que ahora se quejan de que sus obras se difundan libremente pagarán por ello.

Ahora el problema del que se quejan los autores es que la gente descarga libremente sus obras de internet. Es frecuente oír frases como "nos roban", "la música morirá en cinco años si esto sigue así", "nadie hará películas" o "nos estamos arruinando".

La tesis es que cada descarga no autorizada supone una merma en sus ingresos. Si alguien se descarga una canción no compra el CD y por tanto el autor deja de ingresar dinero y acaba en la miseria. Visto así, las descargas suponen la ruina.

Pero no es cierto. Todos los estudios demuestran que las personas que más música se descargan son también las que más música compran. El director de Zombieland se quejaba en Twitter de que los fans pirateasen su película y afirmaba que eso le impediría rodar una secuela. Pero habrá secuela, porque Zombieland fue un éxito en taquilla a pesar de la piratería... o gracias a ella. Paulo Coelho, que si de algo sabe es de marketing, acostumbra a poner sus libros en las redes P2P y afirma que las ventas de El alquimista crecieron en Rusia desde que apareció la edición pirata en internet.

Y es que cada vez más lo que tiene valor no es una canción o una película, sino la atención del público. Si el autor consigue mediante sus obras crear una relación con sus seguidores podrá venderles algo y ganar dinero con ello. Hay muchos modelos de negocio que los autores más despiertos están ensayando con éxito.

Por eso que se difunda una obra por internet no es un problema, sino una bendición. Cada vez que una persona descarga algo de un autor le da la oportunidad de conquistarle, de convertirle en un seguidor.

Dentro de unos años habrá empresas que cobren por promocionar música, libros o películas en las redes P2P o en sitios como YouTube o Last.fm. Los mismos que ahora se quejan de que sus obras se difundan libremente pagarán por ello. Y es que eso que llaman piratería no es más que la publicidad del siglo XXI.

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