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Bruce Bartlett

Rebajas de impuestos y sus resultados

El presidente Reagan adoptó como pieza fundamental de su programa de gobierno las ideas de estos economistas, que comenzaron a ser llamadas economía de la oferta

El 13 de agosto es un importante aniversario en la historia económica de Estados Unidos. En esa fecha, hace 25 años, el presidente Ronald Reagan firmó la Ley de Recuperación Económica de 1981, una reducción general de alrededor del 30% del impuesto sobre la renta. Eso acabó con la dañina combinación de estancamiento económico con inflación, impulsando el renacimiento económico de la nación.

Luego del auge económico de los años 60, en la década de los 70 se estancó la economía y surgió la inflación. La mayoría de los economistas no sabían cómo atacar el problema porque la teoría económica entonces predominante mantenía que no podía haber alta inflación y alto desempleo al mismo tiempo. Esa teoría mantenía también que la inflación era principalmente un problema fiscal, resultante del déficit presupuestario, y que existía una relación inversa entre inflación y los niveles de empleo: a mayor inflación, menor desempleo. No podían aumentar los gastos gubernamentales ni reducir los impuestos porque con ello aumentaría la inflación. Pero si atacaban la inflación recortando los gastos del gobierno y aumentando los impuestos aumentaría el desempleo.

Evidentemente se requería una nueva teoría económica para sacar adelante al país y esta provino de dos economistas de la Universidad de Chicago. El primero fue Milton Friedman, quien argumentó que la política monetaria de la Reserva Federal (el banco central) era la principal causante de la inflación y no el déficit presupuestario. El remedio contra la inflación, mantenía Friedman, es restringir drásticamente la oferta monetaria, es decir, la emisión de billetes.

El segundo economista fue Robert Mundell, quien estaba de acuerdo con Friedman en la necesidad de restringir el circulante para frenar la inflación. Pero Mundell argumentaba que era necesario, al mismo tiempo, estimular la producción. Después de todo, la inflación es el resultado de mucho dinero persiguiendo a pocos productos, por lo que aumentar la oferta de bienes y servicios combate la inflación.

Mundell pensaba que el sistema impositivo era el mayor impedimento al crecimiento económico y explicaba que la inflación lo había distorsionado totalmente, al empujar a los trabajadores a tener que pagar tramos impositivos más altos cuando recibían aumentos de sueldos que apenas cubrían el mayor costo de la vida. Lo mismo sucedía a los inversionistas, que pagaban mayores impuestos sobre unas ganancias de capital que no eran otra cosa que el resultado de la inflación. Las empresas también pagaban más impuestos sobre ganancias ilusorias, mientras se erosionaban las rebajas por la depreciación de activos.

Otro economista de Chicago, Arthur Laffer concibió la idea de que frenar la emisión de billetes y reducir los impuestos es la cura del estancamiento con inflación. Y otro economista que también captó esas ideas, el fallecido Jude Wanniski, era un editorialista del Wall Street Journal y comenzó a escribir sobre el tema. Wanniski, a su vez, convenció al joven congresista Jack Kemp a tomar la bandera política de la rebaja de impuestos para revivir al Partido Republicano, el cual estaba a punto de desaparecer, luego de las derrotas electorales en 1974 y 1976.

Wanniski explicó que las rebajas de impuestos habían sido el factor clave de las dos eras más prósperas de Estados Unidos: los años 20 y los años 60, insistiéndole a Kemp que imitara al presidente Kennedy, quien propuso una reducción general de impuestos en 1963, llevada a cabo por el presidente Lyndon Johnson en 1964. Junto con el senador William Roth, Kemp introdujo un proyecto de ley en 1977 reduciendo la tasa tope del impuesto sobre la renta de 70% a 50% y la tasa más baja de 14% a 10%.

El presidente Reagan adoptó como pieza fundamental de su programa de gobierno las ideas de estos economistas, que comenzaron a ser llamadas economía de la oferta. Aunque los economistas de la corriente dominante seguían manteniendo que todo ello produciría una inflación masiva, los votantes ya no creían en sus predicciones, por la crisis económica de 1980. Ese año hubo una fuerte recesión, mientras se disparaban los intereses y la inflación.

Reagan logró instrumentar su plan económico en agosto de 1981, el cual logró reducir una inflación del 13,5% en 1980 al 1,9% para 1985.

Tanto Mundell como Friedman recibieron el Premio Nobel de economía y Reagan ganó fácilmente su reelección en 1984. Nunca debemos olvidar esos logros.

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