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Carlos Alberto Montaner

Montesinos y la conexión española

Cuarenta y ocho horas antes de que se supiera que Vladimiro Montesinos estaba a punto de levar anclas, una persona de la Moncloa llamó al líder opositor Alejandro Toledo para explicar la buena disposición de España a colaborar con la democratización de Perú. En ese momento, en las altas esferas del Gobierno español ya se sabía que Fujimori había ganado el pulso a las Fuerzas Armadas y su ex asesor estaba buscando una puerta de escape. España, que algo sabe de transiciones, podía tender el puente que hacía falta. ¿Hacia dónde? Tal vez hacia Marruecos o hacia Guinea Ecuatorial. Es decir: algún punto del globo terráqueo en el que Montesinos -al menos por un tiempo- no estuviera al alcance de la justicia internacional.

Toledo interpretó correctamente la oferta: España quería ayudar. No se trataba de solucionarle un problema a Montesinos o a Fujimori, sino de crear las condiciones para destrabar el juego y continuar el camino de la evolución hacia las libertades y el Estado de Derecho.

Era un movimiento a favor de la oposición. ¿Por qué? Las razones son varias: primero, Aznar tiene un interés legítimo en colaborar con la democracia en América Latina. Si Madrid de alguna manera quiere ser un buen interlocutor de América Latina ante la UE, es imprescindible que del lado de allá del Atlántico existan gobiernos legitimados en las urnas. Segundo, los intereses económicos españoles en Perú son cuantiosos y nada conviene más que un clima sosegado en el que no corran peligro. Si Perú cae en el desorden y el caos esos intereses económicos se verían afectados. Tercero, se acerca la Cumbre Iberoamericana y no es bueno que Fujimori llegue a ese evento sin que se sepa cómo y cuándo Perú se encamina en la dirección correcta. Cuarto, convenía deshacer el equívoco surgido durante la entrevista que hace unos meses sostuvieron en la Moncloa el presidente Aznar y Toledo. Entonces dio la impresión de que el gobierno español daba por hecha la consolidación definitiva del gobierno de Fujimori. Ya se sabe que eso no es cierto. “Para nosotros -afirma Álvaro Vargas Llosa, una de las personas más próximas a Toledo- es muy importante poder contar con España”. Parece que lo están logrando.

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