Menú
Carlos María de Urquijo

La intangibilidad del tótem

Con el euskera hemos topado. Si el delito se produce en euskera, cuidado, el delito no está tan claro. Es más probable que nos encontremos, como es habitual, ante un inadmisible ataque a nuestra milenaria lengua, un ataque al corazón de nuestra identidad. Como ha dicho la consejera de Cultura, convertida hoy en portavoz del Gobierno Vasco: “que nadie tenga la ruindad de seguir mezclando el mundo del euskera con el de la violencia (...) el Gobierno realizará un seguimiento exhaustivo y puntual del proceso ante la medida de excepción planteada por la Justicia”. Y ya para terminar, mucho cuidado otra vez, el Gobierno Vasco no se encuentra preocupado por haber aportado más de ocho millones de euros a este proyecto, no, que va, se encuentra preocupado porque ”entre los arrestados haya personas de referencia de la cultura vasca”.

Nada nuevo en definitiva. Otra actuación de la Justicia contra ETA y otra vez el frente nacionalista contra la actuación del Estado de Derecho. Suma y sigue. Ahora le ha tocado el turno al diario oficial del Gobierno Vasco, así podríamos definirlo a tenor de las millonarias subvenciones recibidas durante los últimos nueve años. Los nacionalistas, con el Gobierno Vasco de ariete, de nuevo arremetiendo contra la Audiencia Nacional y defendiendo a los presuntos colaboradores de ETA. Porque, se ponga como se ponga el Gobierno, que es quien interesadamente mezcla euskera con violencia tratando de esconder a los violentos tras el tótem de la lengua para hacerlos intocables, estas personas no han sido detenidas por ser referentes, suponiendo que lo sean, de la cultura vasca. Han sido detenidas por que el Juez tiene indicios de que, además de componer versos, se dedicaban a otras tareas menos respetables.

Esta decisión judicial no es tampoco un ataque a la libertad de expresión como también repiten habitualmente los portavoces nacionalistas. El único ataque a la libertad de expresión lo padecemos en el País Vasco todos los días quienes somos perseguidos, y en ocasiones asesinados, por rechazar el nacionalismo obligatorio. Por eso el Gobierno Vasco, además de lanzar cortinas de humo para defender de nuevo y precisamente en Andoain, sede de Egunkaria, –¡ Ay si Joseba Pagazaurtundua levantara la cabeza! a los amigos de ETA– debiera preocuparse por su responsabilidad en el destino final de los miles de euros que, espléndidamente, ha entregado a un periódico que casi nadie lee.

Llegados a este punto es conveniente recordar que este diario tiene una tirada media de quince mil ejemplares. Lectores, y no se tome a coña, es probable que tenga alguno menos. Por cierto, habría que preguntarle a la consejera de Cultura por la rentabilidad social de su generoso esfuerzo subvencionador. Por lo que se ve, a la luz de estas cifras, para la inmensa mayoría de los vascos, quienes hacían este diario no son tan referente cultural como ella creía.

Estamos ya un poco cansados de tener que callar ante los desvaríos de este Gobierno en materia de política lingüística. No tienen derecho a intentar forjar una conciencia nacional a golpe de talonario ni de inmersiones lingüísticas que acaban por ahogar a quien las sufre. El hecho diferencial no puede salirnos tan caro y tenemos derecho a pedir cuentas por ello y sobre todo lo que no puede hacerse en ningún caso por parte de un Gobierno, es aplicar el derecho penal de autor. Derecho en virtud del cual y en nuestro caso, supondría que el supuesto delincuente no habría delinquido por la curiosa circunstancia de haberlo hecho en euskera.

Debe saber el Gobierno Vasco y especialmente su improvisado portavoz, que el único comportamiento ruin en la Historia reciente del País Vasco lo están teniendo aquellos que, teniendo la obligación de garantizar la vida y la libertad, disculpan siempre a quienes sólo trabajan para amargarnos la existencia. Aunque al final pueda ser que el problema sea sólo nuestro porque, como dijo Arzallus, estos “pobres” son al fin unos patriotas descarriados y la violencia pura cuestión de carácter. Ahora en serio y por mucho que les moleste, y con esto termino, seguiremos controlando los excesos de este Gobierno y seremos tan implacables en la denuncia de sus clamorosos silencios como de sus vergonzosas complicidades.

Carlos Mª de Urquijo es parlamentario vasco del PP

En España

    0
    comentarios