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Carlos María de Urquijo

Todo no vale en política

Por una exigua diferencia el Gobierno Vasco ha conseguido en una sesión parlamentaria nada edificante, sacar adelante los Presupuestos para el año dos mil tres. Unos Presupuestos que se convierten en el soporte económico para que el Lehendakari continúe con la construcción de su sueño independentista, para seguir caminando, en definitiva, en la senda de la ruptura con España. Ibarretxe habrá respirado sin duda aliviado al solventar el trámite parlamentario y comerá el turrón encantado de la vida. No obstante quienes, lo consigamos o no, pretendemos hacer política desde la dignidad y la ética estamos obligados a denunciar que no todo vale en política. Debemos denunciar aquellas prácticas que, como la utilizada con los Presupuestos, solo contribuyen al descrédito de una actividad no sobrada precisamente de prestigio.

Algunos afirmarán que la responsabilidad de lo ocurrido solo es imputable a la oposición, pero afirmar eso es no querer entender nada, es quedarse en la superficie sin analizar la trayectoria de un Gobierno que, en el trámite presupuestario, lleva años haciendo trampas. Trampas cuando se aprueban los presupuestos negociándolos con los cómplices de los terroristas, trampas cuando se retuerce el Reglamento para evitar que prosperen las Enmiendas de Totalidad y trampas cuando se valen del retraso de unos parlamentarios para sacar adelantar una votación.

Por eso, lo de menos es quién estaba sentado o no en el escaño en el momento de la votación. Esto, con ser importante, no deja de ser una anécdota cuando lo que evidencia el Pleno celebrado este viernes no es sino la debilidad de un Gobierno que tiene que utilizar los resortes más indignos para perpetuarse en el poder. La poltrona a cualquier precio aunque con la victoria, pírrica pero victoria al fin, se pierda la dignidad.

No obstante, incluso de las situaciones más penosas uno puede obtener alguna enseñanza provechosa. Mientras el Lehendakari era aplaudido por quienes se prestan al ventajismo y algún portavoz socialista endosaba la responsabilidad de lo ocurrido al Partido Popular y de manera especial al Presidente de su Grupo Parlamentario, era precisamente Jaime Mayor la persona que nos daba un ejemplo de honradez cuando públicamente pedía perdón a los votantes del Partido Popular por no haber estado a la altura de las circunstancias. En mi opinión una afirmación excesiva ya que quienes realmente nunca estarán a la altura de las circunstancias son aquellos que no reparan en los medios con tal de conseguir el fin perseguido.

En definitiva, dos caras de una misma moneda: la política. Una actividad que puede ejercerse desde la táctica y el oportunismo o desde los principios y las convicciones. Quienes este viernes hemos acompañado a Jaime Mayor en momentos tan poco gratos hemos comprobado que hay conductas que ennoblecen la política y a quienes a ella se dedican y otras que contribuyen a su degradación. Dejo para el lector la tarea de colocar a cada cual en su sitio.

Carlos Mª de Urquijo es Parlamentario Vasco del PP

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