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Carlos Pérez Gimeno

Dos bodas y una tensión

Una pregunta me asalta a tenor de la ausencia del Rey en este enlace: ¿por qué los medios más oficiales prefieren no nombrar al Monarca estos días?

El último grito en lo que a bodas se refiere es hacerlo en secreto. Recientemente lo han hecho el actor Orlando Bloom con la modelo Miranda Kerr o Sienna Millar y Jude Law. En España no vamos a menos porque nuestros internacionales Penélope Cruz y Javier Bardem también nos sorprendieron y para remate final del verano, ayer por la mañana Estela Goñi dio la primicia en el programa donde colabora de la boda de Julio Iglesias con Miranda Rijnsburguer después de 20 años de noviazgo y 5 hijos en común.

Se trató de una ceremonia íntima en la parroquia Virgen del Carmen de Marbella. El evento se celebró el 24 de agosto; solamente acudieron los hijos del matrimonio, Manuel Alejandro, Rodrigo, Cristina, Victoria y Guillermo, y los testigos, los señores de Frutos, guardeses de la finca que el artista tiene en la localidad malagueña de Ojén. Una vez que la noticia saltó, la oficina de Julio envió un comunicado confirmándolo.

La ceremonia fue oficiada por el padre Luis de Lezema asistido por los padres Juan Mari Laboa y Roberto Rojo. Horas más tarde tuvo lugar una misa de acción de gracias, en la capilla de la finca. Parece ser que ha habido una doble celebración porque también han bautizado a los niños.

Tan íntimo y restringido ha sido éste enlace que ni los hijos mayores del cantante han acudido. Hubiera sido muy morboso ver a Enrique Iglesias en la boda de su padre cuando la relación entre ambos es inexistente.

Y como la actualidad es la que manda, continuamos con otra boda, aunque ésta no era secreta sino todo lo contrario: año y medio han durado los preparativos. Un enlace casi Real, que se ha visto en cierta manera eclipsada por la anterior. Muchas Casas Reales, en concreto príncipes y princesas de la generación del novio, se dieron cita en la isla griega de Spetses para acudir a la unión de Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik después de casi siete años de noviazgo.

La ceremonia se celebró en la iglesia de San Nicolás alrededor de 400 invitados. Las reinas Sofia de España y Margarita de Dinamarca, tías carnales del novio por parte materna y paterna, llegaron a la vez. Doña Sofía, una de las más aclamadas, eligió un vestido de color rojo para la ocasión y un aderezo de perlas, mientras que la Reina danesa se decantó por un traje con el cuerpo estampado, falda azul y, como complemento, perlas. También asistieron los príncipes Guillermo y Máxima de Holanda, Haakon de Noruega, Mary de Dinamarca, embarazada de tres meses de gemelos, y Victoria y Daniel de Suecia, entre otros.

Los Príncipes de Asturias, llegaron junto a los Duques de Palma y la Infanta Elena. En ese momento se pudo hacer la instantánea más esperada desde hacia casi dos años, que pone de manifiesto que lejos de limar asperezas, Doña Leticia y las Infantas están cada vez más lejos.

Ninguna destacó por sus vestidos. La Princesa de Asturias, fiel a su diseñador de cabecera, Felipe Varela, lució un modelo de cierta inspiración griega, en gasa azul, bordeado en cristal, mientras que la Duquesa de Lugo eligió tonos pastel y una torera rosa palo a pesar del calor que hacía. Doña Cristina, con túnica estampada en blanco y negro de Jesús del Pozo, no estaba nada favorecida; no acertó en absoluto, y ni qué decir su marido. Iñaki Urdangarín, es muy importante saber qué sastre le viste para no ir jamás. Ese traje arrugado, que pedía a voces una plancha, peor no le podía quedar. Por el contrario, su cuñado, el Príncipe Don Felipe, llevaba traje oscuro que le sentaba como un guante.

Menos mal que los novios no podían estar más elegantes. Son la típica pareja de guapos: Nicolás llevaba un chaqué gris, y Tatiana un vestido blanco, con escote palabra de honor, del diseñador venezolano Ängel Sánchez, afincado en Nueva York. Estaba impresionantemente guapa, peinada con un moño y luciendo una tiara de brillantes y perlas a juego con unos pendientes propiedad de la Familia Real Griega,

Una vez terminada la ceremonia, los invitados se trasladaron a una finca privada a orillas del mar donde cenaron amenizados con música de Elton John. Una pregunta me asalta a tenor de la ausencia del Rey en este enlace: ¿por qué los medios más oficiales prefieren no nombrar al Monarca estos días?

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