Aunque la veamos chiquitita, tiene un carácter imposible. Me refiero a Eugenia Martínez de Irujo y digo esto porque hace unos días me contaron que la duquesa de Montoro iba a acudir a un acto y cabía la posibilidad de coincidir con la que fuera su cuñada por algún tiempo, Genoveva Casanova. Al enterarse, comentó que no le hacía ninguna gracia. La ex condesa de Salvatierra no forma parte de su círculo de amistades, vamos, que no le interesa para nada y si puede evitarla, mucho mejor. Por ese motivo suele informarse previamente de las listas de invitados. Todo lo contrario que su madre, la Duquesa de Alba; se lleva a las mil maravillas con la que fuera su nuera y se las ha podido ver juntas y en buena armonía después del divorcio. Doña Cayetana hizo todo lo que pudo para evitar esa separación, pero no lo logró.
Eugenia no suele quedar muy bien con sus “ex”. Con el padre de su hija, Francisco Rivera, tiene una relación civilizada. Al fín y al cabo tienen una hija en común, y no le queda más remedio que tragar con lo mucho que le quiere su madre. Con Gonzalo Miró, una vez terminada la relación, no ha quedado ni una buena amistad. Todo lo contrario que su hermano Cayetano, que afortunadamente ahora parece que tiene un trato con la prensa mejor que en otros tiempos. Él sí parece que se lleva bien, dentro de lo que cabe, con la que fuera su mujer, y ni qué decir tiene con su ex cuñado Francisco, con quien se le ha visto en diferentes ocasiones. Hasta ha ido a verle torear muchas veces. Con Gonzalo Miró tambien se lleva muy bien y hay imágenes y fotos que lo corroboran.
A Genoveva, por su parte, lo que no le hace ni pizca de gracia cuando coincide con la prensa son las preguntas relacionadas con el cantante Luis Miguel. ¿Contará algo en un reportaje que todavía no ha visto la luz en su revista de cabecera? Me refiero a ¡Hola!... En ese tiempo, mientras concede la entrevista, no se siente tensa y habla sin tapujos. ¿Por qué será?
Genoveva, a pesar de los comentarios de Eugenia, que entre otras perlas parece ser que dice que es muy “pelota” con la Duquesa de Alba, siempre habla bien de su ex marido. Cumple a rajatabla los acuerdos de separación y no tiene ningún problema con la asignación económica. Cuando no hay conflictos de “perras” de por medio, todo funciona muy bien. A la mexicana le gusta mucho cuidarse y es asidua a las clínicas de estética, pero todo hay que decirlo: no va hecha una mamarracha como otras que se pasan el día pinchándose y tienen unas caras de susto que te dan ganas de salir corriendo.