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Carlos Pérez Gimeno

La presentación en sociedad de Alfonso Díez

Me consta que mucha gente que va al enlace está alucinada y no saben qué cara van a poner cuando se lo presente

Si todo sale bien, como es de esperar, la Duquesa de Alba va a presentar en sociedad a su noviete, Alfonso Díez, con motivo de la boda del hijo mayor de Pilar González de Gregorio, Duquesa de Fernandina. El morbo está servido: me consta que mucha gente que va al enlace está alucinada y no saben qué cara van a poner cuando se lo presenten. No hay nada como llamarse Cayetana Fitz-James Stuart y ser la Duquesa de Alba para poder hacer lo que te dé la gana... Entrar en ese círculo de gente no es tarea fácil, muchos lo han intentado y se han quedado con las ganas, pero en esta ocasión el funcionario lo va a tener más fácil yendo del brazo de su duquesa preferida. Sobra decir que de la Casa de Alba solamente va ella, porque si estuviera invitado alguno de sus hijos, Alfonso no podría acudir.

En los últimos tiempos, la relación entre ellos ha mejorado mucho aunque hay situaciones por las que no van a pasar. Los mayores no se prodigan mucho en la prensa, Eugenia es la más accesible de todos, y últimamente cuando se le pregunta por su madre pone sonrisa y echa balones fuera, aunque la procesión vaya por dentro. El caso es que la pareja continúa su maravillosa e increíble historia de amor, ahora sólo queda esperar esa presentación. ¿Saldrá a hombros y por la puerta grande?

Y si no que se lo pregunten a Adriana Abascal, que está loca por su novio Mathias. Fue una de las primeras en llegar a la presentación de la última colección de joyas de la firma Suárez, donde ella es imagen. Una convocatoria divertida, sobre todo cuando la mexicana se arrancó y cantó unas rancheras. Pone mucha voluntad, pero no es Luis Miguel. A Marina Castaño, como es habitual en ella, lo único que le preocupaba era si estaba permitido fumar y hablar lo menos posible con la prensa. Nuria González fue una de las primeras en irse, nada más terminada la cena, con lo que se perdió la música tan divertida que pincharon Alaska y su marido, Mario Vaquerizo. A Cari Lapique, que también trabaja para la firma, no le gusta nada que se le pregunte por Francisco Rivera, ya no tiene nada que ver con el diestro, y no entiende que cada vez que rompe con una novia le tengan que pedir su opinión. La fiesta, pues, fue glamourosa y se agradece mucho. Las señoras iban estupendas vestidas, subidas en unos taconazos con los que nos sacaban tres cabezas y si encima se ponen las turquesas y los corales que había en las vitrinas, ya sería todo un lujo.

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