El diestro continúa ingresado en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla. el motivo, ha sido una infección, probablemente provocada por haber cogido un virus en el quirófano, mientras le extraían seis tornillos del tobillo izquierdo.
Los tornillos le fueron implantados, lógicamente, a consecuencia de las operaciones a las que ha tenido que ser sometido después del accidente del pasado mes de mayo, que le costó la vida al conductor del coche contra el que colisiono, Carlos Parra.
Le están administrando unos antibióticos por vía intravenosa, y si continúa la mejoría, es posible que dentro de unos días le den alta médica.
La resistencia física del maestro es impresionante. Le cuidan, como viene siendo habitual, su familia más cercana y sus hijos, Gloria Camila y José Fernando. Por cierto, el chico ya no volverá al internado donde estaba estudiando en Irlanda, puesto que a consecuencia de su comportamiento y de lo mal estudiante que es el propio centro ha decidido que no regrese.
Ortega Cano no acaba de remontar y su vida se ha convertido en un calvario, su rostro lo refleja: siempre está triste, es imposible verle sonreír. Pero a pesar de todo es un gran luchador y sabe que no tiene más remedio que seguir adelante.
El haberse convertido en el apoderado de Julio Aparicio le ha animado mucho, ha sido para él una inyección de fuerza que le llena de ilusión. Entre otras razones porque eso le permite continuar vinculado con el mundo del toro, que es su gran pasión.
No hay que olvidar que el maestro se enfrenta a una posible condena de cuatro años de prisión, acusado de un delito de homicidio imprudente y otros dos contra la Seguridad Vial por aquel fatídico accidente que le ha destrozado la vida.
José, con toda seguridad, dentro de unos días ya estará de nuevo de regreso en su casa.