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Carlos Pérez Gimeno

La soledad de Carmen Cervera

No me cabe en la cabeza que una madre quiera recuperar a su hijo y para conseguirlo pretenda que éste abandone a su familia, y así arreglar sus problemas con ella. Carmen, que ha sido muy lista para otras cosas, tiene perdida esta batalla, y no parece que

Llega a mis manos la felicitación navideña que ha enviado La Baronesa Thyssen a sus amistades. Tengo que confesar que el texto no deja de ser la típica frase hecha, pero la firma me sorprendió: "Carmen y familia".

Me pregunto: ¿Que familia? ¡Sí hasta el día de hoy y pese a las fiestas navideñas no ha habido ni el más mínimo acercamiento entre madre e hijo!

De momento, Tita se está perdiendo el poder disfrutar de los primeros años de su nieto mayor, Sacha, y eso ya es totalmente irrecuperable. Además, sí la situación no cambia -y hoy por hoy dudo que suceda- le va a ocurrir lo mismo con su otro nieto, el pequeño Eric.

No me cabe en la cabeza que una madre quiera recuperar a su hijo y para conseguirlo pretenda que éste abandone a su familia, y así arreglar sus problemas con ella. Carmen, que ha sido muy lista para otras cosas, tiene perdida esta batalla, y no parece querer darse cuenta.

Mal que le pese, su hijo es muy feliz con su mujer y madre de sus hijos y han creado su propia familia como es natural.

Borja y Blanca constituyen un matrimonio que funciona muy bien, Siempre se les ve juntos. Unos días antes de Nochebuena estuvieron en Andorra haciendo compras pre- navideñas. La noche del 24 cenaron con la familia Cuesta, mientras que la Thyssen cenó con las gemelas. Una Navidad triste que pudo no serlo. Lo habría pasado infinitamente mejor de haber estado con sus hijos y nietos.

Hasta Manolo Segura, el padre biológico de Borja, ha declarado que Carmen debería recapacitar e intentar arreglarse con su hijo y su nuera. Añade que él está felíz de ver lo enamorado que está su hijo de su mujer.

El Fín de Año lo pasarán en Barcelona con amigos, aunque no tienen todavía decidido si cenarán con la familia de Blanca y después saldrán con su grupo de gente.

Por el momento, esta pésima relación no parece que vaya a tener solución a corto plazo. Es una pena que sea la segunda Navidad que pasan por separado, sobre todo cuando están condenados a llegar a un acuerdo, por el bien de todos y por la magnífica colección de arte que hay por medio.

La cabezonería no es aconsejable en la mayoría de las ocasiones, y en éste caso más, ya que ha separado a una familia.

Hay un refrán que dice: rectificar es de sabios...

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