Jesulín de Ubrique no está pasando por un buen momento personal. Por un lado, la decisión de de su mujer, María José Campanario de trasladarse a Barcelona, para continuar con sus estudios de Odontología no le ha gustado nada.
El tener que estar separado de la madre de sus hijos y como consecuencia de esa situación el tener que llevar las riendas de la casa se le hace muy grande.
Después de varias semanas soportando esa circunstancia todo apunta a que la Campanario haya abandonado la idea de continuar con su carrera.
De momento, se va a conformar, con estudiar en Sevilla para obtener el título de protésico dental y así estar cerca de los suyos. Lo que haga dentro de unos años cuando sus hijos sean mayores todavía no lo tiene decidido.
María José ha preferido apostar por su familia y dejar a un lado el sueño de ser dentista.
Y yo me pregunto: ¿Si Jesús Janeiro, que en la actualidad, no está toreando por qué no se ha trasladado a Barcelona con sus hijos, que son todavía pequeños? Les cambia de colegio y así su mujer hubiera podido continuar con sus estudios.
Si Jesulín hubiera seguido en activo sería más comprensible por la vida que tiene que llevar un torero de estar en el campo entrenando pero ahora la realidad es muy diferente.
Por otra parte, parece que ha tenido que hacerse cargo de las deudas que tenían ahogada a su hermana Carmen, con la Agencia Tributaria y así evitar que le embargasen la casa.
Como cambian los tiempos. Quien se lo iba a decir a esta familia, que de buenas a primeras, vieron cono uno de sus hijos era una maquina de hacer dinero, y ahora les ha llegado el declive.