Robert Mabro, presidente del Oxford Institute for Energy Studies, declaró: "El mercado del petróleo también es un casino, como las bolsas o las divisas".
La falacia según la cual los mercados son casinos es de vieja data. John Maynard Keynes la enunció en su Teoría general en 1936, y ha tenido gran fortuna, a pesar de que fue pronto refutada por Henry Hazlitt, que apuntó perceptivamente que la diferencia entre mercados y casinos estriba en el papel del riesgo, que en los primeros es real e impreciso, y en los segundos es inventado y, por eso mismo, preciso. Esta distinción, que explica por qué los mercados crean más riqueza que los casinos, explica también que las personas dispuestas a gastar dinero en juegos de azar son más que las dispuestas a comprar acciones, y muchas más que las decididas a montar una empresa.