Menú

Julio Anguita, el ex coordinador de Izquierda Unida, volvió a ser profesor en Córdoba. Solía decir que esa era su vocación y, aunque se tomó veinte años para regresar, al menos lo hizo, no como Alfonso Guerra, que tanto insistió en que lo único que de verdad le interesaba era la docencia, y ahí sigue, en la política. El mejor fue, en ese sentido, Gerardo Iglesias, ex líder comunista del que, como recordó en Libertad Digital Encarna Jiménez, nunca más se supo.

En su primera clase, los alumnos pudieron comprobar que si ellos tienen que aprender, Anguita aún más. Les habló sobre “el reparto de la riqueza” y “las desigualdades”, y añadió: “no hay que ser marxista para descubrir que el mundo es injusto”. No, no les aclaró lo que ha significado el marxismo en el siglo XX, no les dijo nada sobre la “justicia” y las “desigualdades” del comunismo, cuyos autócratas empobrecieron medio planeta, quebrantaron las libertades en los cinco continentes, y asesinaron a cien millones de trabajadores.

También tiene que estudiar el comisario europeo de Mercado Interior, Fritz Bolkestein, que instó al gobierno español a que apruebe la famosa “ecotasa energética”. Aseguró Bolkestein que no es para recaudar, no, qué va, eso nunca, sino para proteger el medio ambiente y asignar mejor los recursos. El bueno del comisario proclamó que la ecotasa es “un método muy efectivo de recortar el uso de productos petrolíferos”. Pues claro que sí, no hay nada como subir el precio para que baje la demanda. El próximo paso será aumentar aún más los impuestos especiales sobre la gasolina, pero no para recaudar, eso nunca, sino para nuestro bienestar. Es que son unos benditos.

Y bendito es entre todos los política y económicamente “correctos” don Federico Mayor Zaragoza, que no halla coto a la hora de aportar insustanciales tonterías. Se refirió a la humanidad. Bueno, él habla siempre de la humanidad, jamás de categorías de menor número, como los derechos individuales del ciudadano corriente, ese que preocupaba tanto a John Locke y a Adam Smith. No. A Federico Mayor Zaragoza le preocupa la humanidad toda, y para rescatarla se le han ocurrido nada menos que cuatro nuevos contratos: contrato social para que no haya injusticia social, contrato medioambiental, contrato para la defensa del patrimonio cultural y de la identidad de cada pueblo, y contrato ético. Así son las cosas cuando uno es un Ami des hommes, que diría el marqués de Mirabeau. La libertad individual no importa nada, sólo cuentan las grandes construcciones políticas, en cuya cima ya se ve ondeando Federico Mayor Zaragoza. Y es que sus tonterías son como catedrales.

En Libre Mercado

    0
    comentarios