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Norman Mailer acusó al mercado de ser la causa de la pobreza. Barbara Probst Solomon aplaudió a Roosevelt.
 
Según Mailer, “el llamado mercado libre de lo que se preocupa es de enriquecer a las corporaciones más poderosas. Creo que la última tendencia del mercado libre es que los pobres sean aún más pobres”. Uno de los clásicos atavismo antiliberales es la idea de que la riqueza no es creación sino robo. Así, si una empresa se enriquece, ello necesariamente daña a los demás. De ahí se salta a la conclusión de que cuanto más libertad, más pobreza. Todo lo que sabemos sobre cómo son los mercados y la economía en la realidad va en sentido contrario: cuanto más mercado, más bienestar para más gente, y cuando menos mercado, menos bienestar para más gente.
 
Probst Solomon aseguró que el presidente Roosevelt sacó a EE UU de la recesión en los años 1930, otro dogma caro al pensamiento único y que casa muy mal con los hechos, que indican que el intervencionismo de Roosevelt tuvo el efecto contrario: demoró la salida del país de la Gran Depresión. Lo que sí hizo Roosevelt es lo que han hecho los enemigos de la libertad hasta hoy: obligar al pueblo a que pague a los artistas, con lo que todos ellos, desde Judy Garland hasta el menos célebre, lo idolatraron y contribuyeron a la falsa imagen de Roosevelt como abnegado servidor del pueblo. Vamos, que Rodríguez Zapatero y Carmen Calvo, a la hora de hostigar a los trabajadores a favor del “mundo de la cultura”, no han inventado nada.
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