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Carlos Salvador

Si la hiena ríe, malo

En estos dos últimos días, he recordado mi lectura del libro de Imanol Murúa Uría "El triángulo de Loiola" en el que se describe de qué manera continuada socialistas, peneuvistas e interlocutores oficiales de la organización terrorista ETA negociaban en secreto –por supuesto- el futuro político de la Comunidad Foral de Navarra.

Hoy, merece la pena repescar algunos párrafos de este imprescindible libro que bien pueden ilustrar el júbilo indisimulable de algunos ("Bildu trabaja para que el cambio sea posible el 25 de mayo en Navarra" dice el tuit de Arnaldo Otegui) ante el anuncio-amenaza del líder del Partido Socialista de Navarra de "echar" a Yolanda Barcina y la posibilidad de gobernar conjuntamente en Navarra, tras la convocatoria de unas elecciones anticipadas convocadas con el concurso entusiasta e imprescindible de los proetarras.

En tiempos del famoso proceso de paz, y durante una de las muchas reuniones secretas, el autor del libro atribuye a Urkullu el siguiente comentario jamás negado por el hoy Presidente de la CAV-: "el problema del Partido Socialista era Navarra. Siempre decía (el PSE) que había que ir con cuidado con que Navarra apareciese en el acuerdo, porque la estrategia de UPN y del PP era la que era y, en caso de meter la pata, les íbamos a dar la mayoría absoluta en el Parlamento navarro".

Y -continúa el libro: "meter la pata, por supuesto, era hacer público el acuerdo entre el PNV, Batasuna y PSE-EE antes de las elecciones. Aunque Eguiguren señala que todos eran conscientes de que sería imposible mantenerlo en secreto: 'pensábamos que, una vez acordado, estaría en los periódicos. Pero acordamos que íbamos a decir que no era oficial. Pensábamos que de alguna forma saldría, pero la idea era tenerlo más o menos oculto, porque además el resto de partidos no estaban allí'".

No supone mucho aventurar que, no habiendo jamás nadie negado la veracidad de estas palabras atribuidas a dos de los más importantes partícipes de estas aberrantes reuniones, el acuerdo entre ellos para hacerse con Navarra sigue plenamente vigente.

Habiendo pactado todos ellos el negar los acuerdos, pero conociendo su voluntad compartida de impedir que un gobierno de centro-derecha navarrista pudiera gobernar de forma estable es fácil entender que hayan estado buscando un momento, una excusa, un detonante,- lo que sea-, para provocar ese cambio político que ya saluda Otegui desde la cárcel.

Veremos que nos depara la historia, pronto lo sabremos, pero sería bueno que a los secretos y las mentiras documentadas no unieran el oprobio de facilitar al mundo abertzale la consecución de esos objetivos políticos que no ha conseguido obtener ETA a través de la violencia y el terror, entre otros y por encima de cualquier otro, el de quebrar la voluntad política de Navarra y romper España.

Si la hiena ríe, malo.

He dicho.

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