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Carlos Sánchez Berzain

Elecciones para consolidar el autoritarismo

La constitución de Evo prevé un sistema de reforma por simple mayoría, de manera que después de estas elecciones, Evo podrá reelegirse indefinidamente y, como él mismo ha declarado, "quedarse en el poder por 50 años".

El próximo 6 de diciembre habrá elecciones generales en Bolivia para elegir presidente y vicepresidente, senadores y diputados. El proceso electoral está siendo presentado como un ejercicio democrático. Los hechos demuestran que son elecciones preparadas por y para la reelección indefinida de Evo Morales, y para la consolidación del autoritarismo que ha destrozado la democracia boliviana.

Nuevamente, nos encontramos ante una distorsión del concepto mismo de democracia, la misma que se encuentra bajo asalto en los países del Alba, pero esta vez desde el interior mismo del sistema.

El primer elemento para demostrar que estas elecciones no son democráticas, sino todo lo contrario, es que se trata de unos comicios adelantados en un año como resultado de la aprobación de la constitución política de Evo Morales, en la que se ha introducido la reelección presidencial, se ha incrementado el número de senadores y se ha alterado el sistema electoral. Es una constitución nula cuya parodia de aprobación ha violado todo el ordenamiento jurídico boliviano.

En segundo lugar, el Gobierno de Morales tiene en su poder y bajo administración cubana el manejo del sistema de identificación que le sirve como base para un enorme fraude electoral, sin el cual le resultaría imposible ganar estas elecciones.

La apropiación de los órganos de control y administración electoral es el tercer elemento en cuestión: han dejado de ser cortes imparciales, al haber sido copadas por designaciones irregulares hechas directamente por el propio Evo Morales.

A lo anotado se suma una activa política de reordenamiento demográfico, ya que el Gobierno ha trasladado grandes contingentes de partidarios a lugares donde tiene poco respaldo, como otra forma de preparación de fraude electoral.

Hay importantes áreas geográficas en Bolivia a las que los candidatos de la oposición no pueden acceder para hacer campaña electoral ni expresarse. Grupos adictos al Gobierno lo impiden mediante violencia física que Morales alienta y encubre.

Se ha establecido por primera vez la participación en las elecciones de los bolivianos emigrados que viven en el exterior, con empadronamiento y emisión de voto controlados por militantes y empleados del Ejecutivo de Evo. Ya se ha denunciado el registro de no bolivianos en países con gobiernos afines al proyecto del Alba.

En materia de recursos económicos para el proceso electoral, el Gobierno ha suprimido el apoyo a los partidos políticos y sólo Evo cuenta con cantidades ilimitadas de dinero procedente de sus soportes ideológicos, Venezuela y Cuba, que se suman a los recursos del Estado, al aporte de los productores de coca ilegal y a la corrupción desenfrenada de su administración.

Se ha aumentado –en la constitución de Evo– el numero de senadores de 3 por departamento (2 por mayoría y 1 por minoría) a 4 (3 por mayoría y 1 por minoría) para que el oficialismo pueda controlar el Senado.

Contra estas violaciones institucionales y la perpetración del fraude electoral, los ciudadanos no tienen defensa alguna: el Tribunal Constitucional ha sido defenestrado mediante presiones y violencia, el presidente de la Corte Suprema de Justicia está enjuiciado y suspendido y como Evo controla el sistema judicial no hay autoridad que pueda neutralizar los abusos del candidato oficialista.

La mayoría, casi la totalidad, de los líderes de la oposición está bajo persecución política judicializada. Un candidato de la oposición a la vicepresidencia está en la cárcel acusado por el Gobierno por hechos de los que el mismo Gobierno es responsable.

El Ejecutivo y sus aliados han comprado importantes medios de comunicación con el intento de monopolizar la opinión publica y amordazar a los pocos independientes: la prensa libre está bajo permanente acoso y amenaza.

La constitución de Evo prevé un sistema de reforma por simple mayoría, de manera que después de estas elecciones, Evo podrá reelegirse indefinidamente y, como él mismo ha declarado, "quedarse en el poder por 50 años".

El autoritarismo que llegó a Bolivia como parte del proyecto transnacional cubano-venezolano ahora se consolida "mediante elecciones". ¿Seguirán llamando a esto democracia?

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