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Carlos Semprún Maura

A contracorriente

Abbas, que fue primer ministro de Arafat y dimitió porque éste no le dejaba hacer nada, tiene, sin embargo, dos lenguajes, uno de uso interno, más radical que el que emplea de puertas afuera, igualito que Arafat

Claude Lanzmann, director de la revista Les Temps Modernes, y autor de varios documentales entre los cuales destaca el monumental y escalofriante “Shoa”, no me era nada simpático, entre otras cosas por su postura de guardián de la tumba de Sartre. Pues este señor ha publicado en Le Monde, un artículo en el que por primera vez en la prensa gala defiende con entusiasmo Ariel Sharon. Porque en Francia, incluso los que se proclaman “amigos de Israel”, insultan a Sharon, tildándole de “peor enemigo de Israel” cuando no de “asesino” y otras lindezas.
 
No es una exclusiva francesa, desde luego, Vargas Llosa y otros famosos “amigos de Israel”, han escrito cosas así. La actualidad inspira el artículo de Lanzmann: la victoria anunciada de Mahmoud Abbas en las recientes presidenciales palestinas y las ilusiones que ha despertado por doquier, y a las que Lanzmann suscribe con entusiasmo. En su defensa apasionada de la política de Sharon, Lanzmann nos da una serie de datos totalmente censurados por la prensa gala, por ejemplo, justificando la dura respuesta israelí a los sangrientos atentados terroristas contra civiles, afirma que por cada atentado “logrado”, sesenta han podido ser evitados por las fuerzas de seguridad israelíes. Se nos decía que se trataba únicamente de criminales caprichos de un energúmeno...
 
En relación con la retirada de Gaza, Lanzmann cuenta que Sharon le dijo últimamente: “La izquierda no ha podido realizarlo nunca, y no lo podrá jamás. La derecha no quiere. El único capaz de realizarlo soy yo, y lo haré”. Sabido es que por ello ha sufrido una grave crisis en su propio partido, el Likud, y le fue necesario aliarse con los laboristas para formar un gobierno de unión nacional. Y ¿pourquoi pas? La firmeza israelí, militar y política frente al terrorismo palestino ha convencido a ciertos dirigentes palestinos de que la intifada terrorista era un callejón sin salida, y, según Lanzmann, el más convencido de todos es el nuevo Presidente de la OLP y de la ANP, el sucesor de Arafat, Mahmoud Abbas. Abbas, que fue primer ministro de Arafat y dimitió porque éste no le dejaba hacer nada, tiene, sin embargo, dos lenguajes, uno de uso interno, más radical que el que emplea de puertas afuera, igualito que Arafat. Admitamos su total sinceridad cuando dice que hay que acabar con el terrorismo, pero, ¿podrá?
 
Hamás, la Yihad y demás organizaciones terroristas no han depositado las armas, y
siguen proclamando su voluntad de proseguir la “guerra santa” contra Israel. Es cierto que todo el mundo, de Bush a Chirac, se hace ilusiones y afirma que las perspectivas de paz son muy serias. En Francia se añade que si fracasan, será, una vez más, por culpa de Israel... Quería señalar este artículo, tan a contracorriente de todo lo que se publica aquí, sobre los buenos palestinos y los malvados israelíes. Tal vez se haga Lanzmann, como otros, demasiadas ilusiones. Veremos.

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