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Carlos Semprún Maura

Carteristas, pero de izquierdas

El caso más sucio, sin embargo, es el de Cambadelis: aceptó una mordida mensual de un negro (el gerente de un hogar para inmigrantes) que se quedaba con las subvenciones públicas mientras sus inquilinos vivían en condiciones infrahumanas.

La cantidad de dirigentes del Partido Socialista que han tenido "líos con la justicia" es impresionante, pero aun lo es más que no les haya pasado nada; como si los tribunales sólo les supusieran una especie de lluvia fina de otoño que apenas moja. Ninguno ha sido tan severamente castigado como Alain Juppé, el hombre que pagó el pato en lugar de Jacques Chirac en el asunto de los "empleos ficticios" de la Alcaldía de París. Dado que estamos en tiempos de fiesta (y, por tanto, en tiempos de depre), comentaré brevemente las noticias como si se tratara de una novela de Balzac o de Zola (prefiero a Balzac, claro).

Hoy le toca el turno a Julien Dray, ex trotskista, diputado, supuesto líder de la izquierda socialista, que ya fue candidato al cargo de primer secretario (finalmente, en el tremendo duelo entre Romeo y Julieta, eligió a Julieta, o sea, a Segolène). Hace nueve años, tuvo un primer encontronazo con la brigada financiera, porque se había comprado un reloj de 250.000 francos (38.000 euros), lo que no encajaba con su sueldo de diputado ni con lo que declaraba a Hacienda. Su abogado le libró de pasar por apuros, explicando que no traficaba con armas, pero sí con relojes (los compraba pero también los vendía). Ahora el asunto parece más serio: SOS-Racismo y el sindicato "liceano" socialista FIDL podrían haberle subvencionado con 300.000 euros. ¿Cuántos relojes se habrá podido comprar?

No conozco la lista completa, pero sí algunos nombres de dirigentes sociatas "salpicados" por procesos y condenas (aunque rara vez): Strauss-Kahn, Cambadelis, Jack Lang, Henri Emmanuelli, Huchon, Le Guen, Harlem Désir... Claro que hay diferencias notables. Si bien se anuló la elección de Jack Lang como diputado por haber hecho trampas en la financiación de su campaña, Henri Emmanuelli (tesorero del Partido Socialista), organizó un auténtico rackett para su partido.

El caso más divertido, por decirlo de algún modo, es el de Strauss-Kahn, que tuvo que dimitir como ministro de Economía al ser procesado cuando estaba en el Gobierno de Jospin, para que al final de los autos, el tribunal declarara que "sus actos fueron inmorales pero no ilegales y, por tanto, no puedo condenarle, desgraciadamente". No sé cómo la mutua estudiantil MNEF se hizo millonaria para poderle pagar fortunas a Strauss-Kahn por asesorarles en sus inversiones inmobiliarias. El caso más sucio, sin embargo, es el de Cambadelis: aceptó una mordida mensual de un negro (el gerente de un hogar para inmigrantes) que se quedaba con las subvenciones públicas mientras sus inquilinos vivían en condiciones infrahumanas. Todo lo cual no ha impedido que uno sea director del FMI y el otro dé clases de moral al mundo entero.

Otro caso curioso y reciente ha sido el de Jean-Paul Juchon, presidente de la región Íle-de-France, que ha sido condenado por corrupción a varios meses de cárcel bajo fianza, pero el tribunal le ha autorizado a seguir en su cargo y a presentarse a las próximas elecciones.

Seguiría, pero de pronto acaban de irrumpir unos amigos en casa y me prohíben seguir trabajando...

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