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Carlos Semprún Maura

De la inexistencia de Europa

Está visto que Europa ha saltado hecha añicos, que hablar de política exterior, de Defensa, de proyecto social o de comunidad política europeas es como para morirse de asco en un rincón. Está visto que cuando se trata de pelas, de PAC, de subvenciones burocráticas y de intereses comerciales ya hay greña, pero cuando se trata de cosas aún más importantes, como actualmente en relación con Irak, la greña se convierte en conflicto abierto, en polémica bestial, en desunión total. Lo único que se ha logrado, no del todo, pero logrado a medias, es el mercado común y el euro.

Bueno, puede que sea el único camino: reforzar y mejorar el mercado europeo, y dejar a cada país su libre albedrío, uniéndose cuando es posible, y respetando la voluntad de cada uno cuando hay discrepancias. Lo peor es lo que ocurre actualmente, porque movidos por intolerables ínfulas nacionalistas, el Presidente y el Gobierno galos, exigen a todos una sumisión absoluta a sus tesis, que además son minoritarias. Chirac no es el Presidente de Europa, pero actúa como si lo fuera, su grosería y su chantaje hacia los países recientemente liberados del comunismo, particularmente Bulgaria y Rumanía, amenazándoles con cerrarles las puertas de la UE si no le obedecen ciegamente, es de aquelarre.

La ministra de Defensa, Alliot-Marie, en Varsovia, repite, como un loro mejor educado, el mismo chantaje, pero los polacos, como los demás países agredidos, no lo aceptan. Francia vive un delirio nacionalista tal que Le Figaro –y es sólo un ejemplo– titula en grande y en portada este miércoles: “Blair ofende a Chirac”, sencillamente porque ha manifestado su solidaridad con aquellos países insultados por Chirac. Evidentemente, Chirac no emplea ese lenguaje soez y autoritario con Blair, Aznar, ni siquiera con Berlusconi, tan ridículamente despreciado en Francia. Lo hace con los más pobres y débiles países europeos, que tanto necesitan a Europa, sin que ello signifique una “declaración de guerra” a los USA. Ni una defensa de Sadam Hussein ¡no faltaba más!

En el caos actual, no hay que confundir la defensa de los valores democráticos y la condena de la sangrienta dictadura de Sadam Hussein con el sometimiento a todas las tesis de los EE UU. Por ejemplo, que la Casa Blanca pretenda que Turquía es europea y tiene que entrar en la UE, constituye un error garrafal, tanto del punto de vista histórico, geográfico como cultural. Si existiera Europa, podría convencer de su error a los USA, pero como no existe ¿qué más da que entre Turquía, Marruecos, o las Islas Fidji, en ese no man’s land, que por pereza intelectual seguimos llamando Europa? Si un día la idea de Europa vuelve a tener un sentido, se basará desde luego, en los resultados contradictorios y conflictivos, pero, pese a todo, positivos del mercado común, y en la defensa de ese mínimo vital que es la democracia representativa, lo cual excluye el apoyo implícito o explícito a cualquier tiranía. Incluso si tiene petróleo.

En cuanto a la política interior francesa, el hecho de que Air France ha logrado llevar a la quiebra Air Lib, para mantener su monopolio y otras menudencias. No pasa nada. Y si pasa, no importa. Ya hablaremos, si Sadam Hussein nos lo permite.

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