Menú
Carlos Semprún Maura

El aburrimiento a debate

Los franceses han realizado un portentoso descubrimiento: los alumnos se aburren en la escuela. Para solucionar tan grave problema, ya que sociólogos, psiquiatras y profesores consideran que el aburrimiento es fuente de violencia, se han reunido en la Sorbona, en torno al ministro de Educación, Luc Ferry, para encontrar soluciones. Probablemente nombrarán una comisión, porque en Francia, cuando surge un problema se nombra una comisión que redacta un informe, generalmente aburridísimo, que de todas formas no sirve para nada y termina en la papelera de algún ministerio.

Todo esto es francamente ridículo, porque los verdaderos problemas, los más graves en todo caso, de la enseñanza en Francia son los programas y el profesorado, y si es cierto que los alumnos se aburren más de lo normal, porque lo normal es que en cada clase haya un par de cancres totalmente reacios al estudio, es porque demasiados profesores son pésimos, no tienen vocación de enseñar, sólo les interesa sus vacaciones, el turismo de masas, tan progre, por lo visto, y su acción política, disfrazada de sindical. Y no será una aburrida conferencia en la Sorbona sobre el aburrimiento –y ¿por qué no sobre el “iletrismo” en constante aumento y por las mismas causas?– lo que solucione la grave crisis de la enseñanza en Francia.

El “eje del mal” francoalemán, después de una cena en el Elíseo que reunió a Chirac y Schröder con sus respectivos ministros de Asuntos Exteriores, se consolidó, y el presidente francés declaró: “Los franceses hemos aceptado que el presidente de la Comisión sea elegido por el Parlamento europeo, y los alemanes han aceptado que el presidente de turno de la Unión sea nombrado por el Consejo de la UE”. Total, dos presidentes y un lío padre para Europa, porque ¿cuáles van a ser las responsabilidades de ambos? La prensa gala da una interpretación muy francesa al asunto: el presidente turnante, nombrado por el Consejo de la UE, tendría, más o menos, las mismas atribuciones que un presidente francés, y el presidente de la Comisión, las atribuciones, más o menos, de un primer ministro en Francia. Con lo cual, las dudosas delicias de la cohabitación à la française parecen aseguradas. Para festejar la primera piedra de la construcción del “eje del mal” francoalemán, o sea, los acuerdos De Gaulle-Adenauer de hace cuarenta años, los gobiernos y parlamentos de ambos países van a reunirse en Versalles el próximo 22 de enero. Para Chirac, todo esto tiene un doble objetivo, reafirmar el liderazgo de Francia, y el suyo, y limitar al máximo el papel que está desempeñando Giscard d’Estaing al frente de la Convención europea. Los dos hombres se odian.

En el Instituto del rugby, no es ninguna broma, en las cercanías de París, se reunió este miércoles, una conferencia con representantes de los rebeldes y del Gobierno de Costa de Marfil, bajo los auspicios de las autoridades francesas, para buscar una solución política al conflicto. Si algo encuentran lo comentaré en mi próxima carta.

En Internacional

    0
    comentarios