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Carlos Semprún Maura

El Mundial y Le Monde

Cruzo la calle para comprar Le Monde, por obligación, le tengo cada vez más hincha a ese periódico. Es una librairie-papeterie, con diarios y revistas, pocos libros, y material de escritorio y colegio. Conozco a la librera desde hace años, siempre está despotricando contra los “extranjeros”, y yo, como extranjero, le bromeo. Es posible que vote a Le Pen. O a Chevenement. El titular de primera plana a cuatro columnas de Le Monde del día 12 anuncia que Francia ha sido eliminada del Mundial, con una foto en colores de Zidane por los suelos, muy simbólica. La librera pone cara triste y se encoge de hombros como si de una tragedia nacional se tratara. “Señora, no se ponga así, Francia es infinitamente más que un equipo de fútbol”. No le digo que estoy encantado, porque hace cuatro años me pareció ridículo que, tanto Chirac como Jospin, declararan que Francia era un gran país porque había ganado el Mundial. Perderá y ¿se convertirá en pequeño país?, dije y escribí entonces.

Ha perdido lamentablemente, de entrada ha pasado de la primera a la última fila, y ustedes habrán leído u oído tantos comentarios que los míos sobran , y además el fútbol no me interesa (incluso si a los 14 y 15 años jugué en un club, con camiseta y todo). Pero hay que ver las imágenes del desastre, no es sólo Le Monde, toda la prensa, la radio, la televisión, todos sollozan, se rasgan las vestiduras, conjeturan mil explicaciones, siendo la más frecuente que los jugadores cobran demasiado. Estoy convencido de que cobran demasiado, pero, como cuando ganan cobran mucho más que cuando pierden, el dinero como explicación de la derrota no es muy convincente. El caso es que sólo se habla de fútbol y se olvida que estamos –o están– en pleno periodo electoral y que el próximo domingo 16 habrá una nueva mayoría parlamentaria, algo, pese a todo, un poco más importante que una derrota futbolística.

Pero, volvamos a ayer, después de haber consolado a mi librera, me fui a la librería de verdad, o sea con libros y sin diarios y bolígrafos, a doscientos metros de la primera, y le pido al caballero de la triste figura el libro de Oriana Fallaci Rabia y Orgullo. No me quedan, sonríe, tristemente, claro, “desde su artículo en Le Fígaro, su libro se vende comme des petits pains. Vuelva mañana”.

Yo también leí su artículo en Le Figaro, y también me dieron ganas de comprar su libro, pero un vapor calenturiento, que no pasó de fiebre y tos, me impidió salir de casa. Pues, en Le Figaro Oriana Fallaci nos informa de que el vespertino Le Monde pidió a la LICRA (Liga contra el racismo y el antisemitismo), que presentara querella contra su libro por... ¡racismo! El colmo, pero recordemos que Le Monde es ATTAC, la antimundialización, que apoya a ETA y el PNV, a Castro, Chávez, o al payaso José Bové; recordemos que Le Monde es el PS, la Internacional Socialista, Puerto Alegre; que, por ejemplo, organizó, junto a la ex ministra de Cultura, la ridícula manifestación anti Berlusconi, en la última Feria del Libro en París; recordemos que Le Monde está dirigido a medias por trotsquistas y por bobos de Coria, y que es el periódico que más se vende en Francia. Todo ello, bien, chic, con guantes grises, acciones en la bolsa, y castillos en España, todos ellos muy amables, con sonrisas blancas de asesinos. Es la nueva mafia, lo que más se parece a nuestro polancofelipismo, pero sin Don Jesús y Don Felipe, todavía hay clases, incluso en las Mafias. Dejémoslo, voy a comprar el libro de Oriana Fallaci. Hasta luego.

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