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Carlos Semprún Maura

Espejismos galos

todo es espejismo en Francia, país que vive como el heredero de una gigantesca fortuna virtual y que sigue despilfarrando su dinero, sin querer darse cuenta de que todo lo tiene hipotecado y que lo único que está haciendo es aumentar su abismal deuda

En realidad, todo es espejismo en Francia, país que vive como el heredero de una gigantesca fortuna virtual y que sigue despilfarrando su dinero, sin querer darse cuenta de que todo lo tiene hipotecado y que lo único que está haciendo es aumentar su abismal deuda. En el caso de una persona, la solución es sencilla: llevarse a la boca el cañón de la pistola y apretar el gatillo. En el caso de una nación las cosas resultan bastante más complicadas. Las autoridades francesas creyeron que su crisis, no por negada menos real, podía solucionarse conquistando pacíficamente a Europa, con la ayuda de Alemania y, mediante la creación de ese nuevo imperio, podrían cargar el muerto de la deuda pública, su atraso económico, científico, cultural, social, al conjunto de la UE, operación que tan bien les ha resultado con la PAC, los contribuyentes europeos subvencionando la agricultura francesa, y de paso asfixiando a los campesinos africanos. Pero el tiro les ha salido por la culata.
 
Pensaba en esta verdad de Perogrullo, una vez más, con motivo de algunos sucesos recientes. El “caso Danone”, por ejemplo. Toda la clase política, el Presidente en primera fila, la mayoría, la oposición, los sindicatos, la prensa, todos a una, y todos en contra de la ley y de la realidad, se pusieron a aullar: “USA ¡go home! ¡Defenderemos hasta la muerte nuestro yogur patrio contra el imperialismo yanqui! Juana de Arco-Danone! Meme combat! Recordaré a las personas sensatas, cuyas preocupaciones e intereses, poco o nada, tienen que ver con el yogur, que hace un par de años, los mismos que consideran a Danone como el corazón de Francia, exigían entonces el boicot radical de sus productos, porque la modernización de su producción había impulsado la empresa a despedir a un puñado de empleados. Y resulta que todo es espejismo, una farsa y tal vez una estafa, para que aumente el valor de las acciones Danone en la Bolsa. Ha bastado con que PepsiCo negara, y por lo visto, demostrara que no se habían propuesto fagocitar a Danone, para que cundiera la sospecha de coup monté, de trampa bursátil. En todo caso, la muy seria AMF (literalmente: Autoridad de los Mercados Financieros) o sea el gendarme bursátil, iniciará sus pesquisas, y no sería de extrañar si todo el asunto terminara ante los tribunales. Mientras tanto, un grupo financiero de inversiones yanqui, se ha comprado, de verdad, el imperio  Taittenger (champán, hoteles de lujo como el prestigioso Crillón de París, cadenas de hoteles populares, etcétera), sin que rechiste el menor patriota francés, cuya bandera se limita al yogur.
 
Espejismo y además con caradura, la lucha de clases para “socializar” el clima que con tanto ahínco ha emprendido Chirac, pero que se limita al proyecto de aumentar el precio de los billetes de avión. La eficacia de una tal medida para lograr un socialismo moderado –o tibio– en el cielo, resulta evidente. Espejismo y gato por liebre, en el Festival de Aviñón, que ha finalizado, y en donde la modernidad consistía en presentar un teatro sin texto, ni actores. Y, mucho más grave, espejismo en la “lucha contra el terrorismo” que consiste en no hacer nada, para que no les ataquen. Ariel Sharon está en París. La prensa francesa se disculpa: es que Sharon no ha cambiado, sigue tan firme en su lucha contra el terrorismo y hace más de dos años que anunció la retirada de Gaza. Pero los franceses no querían ni darse por enterados. Ahora sí, ellos han cambiado. ¿Por qué?

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