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Carlos Semprún Maura

Europa cojea

Esto no impide que la Constitución siga igual de mala, confusa, contradictoria, absurda y totalmente ineficaz.

Unos 60.000 militantes socialistas votaron "sí" al proyecto de Constitución europea –en un país de 60 millones de habitantes– y todo el mundo da por descartado que el "sí" ha ganado en Francia. Desde el presidente Chirac, al "padre" de dicha Constitución, Giscard d’Estaing, todos se felicitan del resultado de la consulta interna del PS, y anuncian el triunfo del "sí", en la próxima consulta o referéndum que tendrá lugar, en principio, en 2005.
 
Lo malo es que, pese a un voto interno tan poco representativo, puede que tengan razón, el "sí" podrá triunfar por corta mayoría, y los reacios refugiarse en la abstención, más que en el voto negativo. Por lo tanto, Laurent Fabius, líder socialista del "no", ha perdido su apuesta y el memo de Hollande aparece como vencedor (y ya se ve presidente). Si a Fabius se le mantiene, por ahora, en su cargo de número dos del PS los demás responsables favorables al "no" han sido despedidos de sus cargos y sustituidos por Martine Aubry, Jack Lang y Dominique Strauss-Kahn, el triunvirato que pretende dirigir el PS con Hollande como espantapájaros. Esto no impide que la Constitución siga igual de mala, confusa, contradictoria, absurda y totalmente ineficaz. Por ejemplo: ¿cómo una Constitución va a imponer, desde arriba, la filosofía política a todos los europeos, tan diferentes en esta como en otras cuestiones?
 
En la mayoría gubernamental, si oficialmente todos los responsables son partidarios del "sí", su electorado lo es mucho menos y se refugiará en la abstención. Eterno divorcio entre los políticos y los ciudadanos. Pero lo que se comenta estos días es el fallo de la justicia en el caso Alain Juppé. Revisando la condena del tribunal revolucionario de Nanterre, que no sólo le condenó a diez años a ser no elegible, equivalente a su muerte política, sino que le insultó tratándole de "traidor al pueblo" (¿no les recuerda algo este vocabulario?) la semana pasada. El tribunal de Versalles, no sólo le indultó por su "traición al pueblo" sino que le dejó la condena en sólo un año, con lo cual Juppé podrá, si lo decide, presentarse a partir de noviembre de 2005 a nuevas elecciones. Está visto que en el bando chiraquiano todos esperan milagros del que fue el delfín declarado de Chirac, y no sólo para controlar las ambiciones de Sarkozy, sino para todo, para ganar, vaya.
 
Terminaré con una anécdota, harto significativa: en un ejercicio de simulación de un atentado terrorista en el aeropuerto de Roissy-Charles de Gaulle los gendarmes perdieron –sí, ¡perdieron!– un "pan de plástico" en una maleta. Esta maleta, con su explosivo, embarcó en no saben qué avión, rumbo a no saben dónde. Y es así como los gendarmes franceses, en su eficaz lucha contra posibles atentados se convierten en terroristas, sin quererlo.

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