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Carlos Semprún Maura

Francia 0, España 0

Esto nada tiene que ver con el budismo. Es el personaje, tan mediatizado por su eterna sonrisa escurridiza, quien me parece un hipócrita de armas tomar. Pero dejemos el tema para no ofender al monje Ricard (¡hijo de Jean Francois Revel!).

Y a mi que me resulta antipático este Dalai Lama que realiza una gira "espiritual" por Francia. Esto nada tiene que ver con el budismo. Es el personaje, tan mediatizado por su eterna sonrisa escurridiza, quien me parece un hipócrita de armas tomar. Pero dejemos el tema para no ofender al monje Ricard (¡hijo de Jean Francois Revel!), representante oficial del Dalai Lama en Francia, y que sale en casi todas las fotos junto a él. Lo dejo, pues, para meterme a lo cosaco con los sociatas franceses, que le reciben como si fuera una reencarnación del "joven Marx" (me dicen que preparan una ponencia sobre budismo para su próximo Congreso), y critican furiosamente al Gobierno, y ¡como no!, al Presidente Sarkozy, por no haberle invitado, con todos los honores, al Palacio del Eliseo. Son tan cretinos que ni siquiera se dan cuenta cuando hacen el ridículo. Porque se podrá criticar la política, o tal o cual de sus aspectos, de Sarkosy, pero lo único que no se puede decir es que, si no recibe al hombre del brazo desnudo, es porque está de vacaciones, no para.

Desde luego que problemas no le faltan: la guerra en Georgia (de donde las tropas rusas no se han retirado), los viajes y vericuetos diplomáticos de la UE y de la OTAN en torno a esa guerra, la crisis económica, etc., estas son las cuestiones que un Presidente de la República debe tratar obligatoriamente, y no a una reencarnación. El miércoles ha estado en Kabul para rendir homenaje a los diez militares franceses muertos (y 21 heridos) en una emboscada de los talibanes en Afganistán. Y el PS, más zapaterista que nunca, aprovecha la ocasión para poner en tela de juicio la presencia militar francesa en Afganistán. ¿Qué hacemos allí?, preguntan pasándose de tontos. Luchar contra el terrorismo y a favor de la democracia, y seguiremos. Así respondió Sarkozy desde Kabul. A veces no está mal ese señor.

Hace tiempo que he notado el aprecio que sienten los franceses por Zapatero, sobre todo, claro, los medios y los políticos, sean de izquierda o de derechas, del centro o del Club Mediterráneo. Acaba de ocurrir de nuevo con motivo de la reunión, a pocos días de distancia, de ambos gobiernos para saber cómo enfrentarse a la crisis económica. Por motivos diferentes, los comentarios fueron más favorables para Zapatero que para François Fillon. La derecha insistió en que proponía suprimir el impuesto sobre las fortunas (o el patrimonio) y la izquierda aplaudió su intención de mantener las limosnas estatales. Fillon, en cambio, insiste en que hay que proseguir las reformas estructurales, y nada de planes quinquenales con hemorragia de gastos públicos. Ni chicha ni limoná, ni liberal, ni socialista, los dos gobiernos se quedan cortos y empatan: 0 a 0.

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