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Carlos Semprún Maura

Jospin huyendo y yo riendo

Confieso que nos divertimos mucho viendo ayer por televisión las imágenes de Jospin huyendo, protegido por sus guardaespaldas, ante los abucheos y los huevos que le tiraban a la cabeza los campesinos enfurecidos en el Salón de la Agricultura. Es tal la furia vengativa del gremio, que el primer ministro, que está de gira electoral para jalear a su partido en las próximas municipales, ha anulado varias citas, por temor a nuevos disturbios. Todo un héroe...

Era divertido ver cómo intentaba mantener la compostura, sin lograrlo, pero la risa no impide la reflexión, y uno se dice que tanto o más que él, se merecía abucheos su ministro de Agricultura, Jean Glavany, más directamente culpable de la crisis actual en el sector, debido a la epidemia de las “vacas locas”, al haberse negado durante años a condenar las harinas cárnicas, afirmando que todo estaba bajo control, ya que prohibían el vacuno británico. Pero es que Glavany en su ritual visita el salón, acompañaba al presidente Chirac, el cual lanzó su famoso grito de alerta por televisión, exigiendo la prohibición de esas mortíferas harinas, y por lo visto es mejor aceptado por los campesinos. Lo malo para el Presidente, en este periodo electoral, es que los campesinos pesan menos que los funcionarios

Después de la campaña contra Joshka Fisher, ministro de Relaciones Exteriores alemán; comienza una campaña en Francia, contra Daniel Cohn-Bendit. Evidentemente, la posición política de ambos es muy diferente, uno es ministro, el otro diputado europeo alemán que echa una mano a sus amigos Verdes Franceses en estas municipales. Pero el método se parece bastante: se trata de descalificar a ambos, basándose en ciertas declaraciones o acciones de su pasado izquierdista.

A Cohn-Bendit se le acusa por un párrafo de su pésimo libro El gran bazar, publicado en 1975, en el que, con tono voluntariamente provocador, habla de la curiosidad de los niños ante todo, incluso el cuerpo del adulto, y reconoce, o finge, para escandalizar, que dicha curiosidad le turbaba, y no sabía muy bien cómo responder. Hoy, dándoselas de moralista, declara que sus provocativas palabras son inadmisibles, monstruosas, pero que él, jamás, cometió actos de pederastia.

Pero la prensa saca a relucir un manifiesto de 1977 a favor de tres condenados por actos de pederastia contra menores de 13 años, firmado, no faltaba más, por Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre, pero también por dos ministros actuales del gobierno Jospin, Jack Lang y Bernard Kouchner. Da la casualidad –a menos que, como es probable, exista alguna relación—de que se están juzgando actualmente ante los tribunales varios, y a decir verdad jamás fueron tan numerosos en Francia, casos de pederastia cometidos por curas y maestros, y muchas veces con violación, lo cual, evidentemente, se pasa de la raya, para decirlo con moderación.

No se lo que pensará Fernando Savater sobre este delicado problema, pero si le cito es porque este viernes 23, sale una larga entrevista suya en Le Figaro. No sobre temas de sexualidad infantil, sino en el marco de una encuesta sobre el tema: ¿Cuál podría ser la ambición para Francia, al inicio de este siglo XXI?, que este diario viene publicando desde hace varias semanas. Savater es el primer extranjero que responde, seguirán otros, pero no sé si se expresa mal en francés o si su entrevistador fingió adrede no entenderlo, el caso es que jamás he leído una tal sarta de banalidades: “Durante el franquismo, Francia era para nosotros un faro de cultura y democracia”. “¿Lo sigue siendo?” “Si, no, tal vez, algo desde luego, pero cuidado con la soberbia nacionalista”, y bobadas así. Tal vez para no parecer castizo soberbio él, aprueba lo peor de Francia, como la excepción cultural en cine, o la ausencia de política coherente en relación con Córcega. Al profesor Savater, le suspendemos en éste examen. Preferimos sus valientes declaraciones sobre ETA.

Y a propósito de ETA, las anticipadas elecciones en el País Vasco, han sido ampliamente comentadas en los medios informativos franceses. Vale la pena señalarlo, no es frecuente. Lo que sí es frecuente es que la mayoría de los medios parece temer una derrota de los nacionalistas, seudo moderados, del PNV. Menos mal que los periodistas franceses no votan en el País Vasco español.

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