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Carlos Semprún Maura

Los ministros veranean

Ya que tan social se presentaba la mayoría PS-Verdes del Ayuntamiento de París, hubieran debido emplear los millones de euros despilfarrados en la chorrada cursi del vertedero Paris-Plage –vacío, debido a la lluvia y el frío– abriendo nuevas guarderías infantiles, renovando los vetustos hospitales parisinos o, sencillamente, disminuyendo –por poco que fuera– los altísimos impuestos locales, ya que no paran de afirmar que son los más injustos –injustos lo son todos. No sólo se regocijan en su mal gusto, sino que prometen instalar otro de esos cutres y caros vertederos en la Rive-Gauche el año que viene.

Pese al soponcio veraniego, asistimos la semana pasada a un conato de escándalo, cuando el Parlamento, a iniciativa del senador socialista Michel Charasse, aprobó un aumento del 70% de los sueldos de los ministros. Entre siesta y siesta, daiquiri y daiquiri, los socialistas fingieron indignarse: ¡Sólo aumentan un 2,4% el salario mínimo y ellos se aumentan un 70%! Aunque embustera, la formulación es demagógicamente muy eficaz y ha nutrido los titulares de la prensa, también la española. Embustera porque, rompiendo a medias con el autoritarismo estatal del “régimen anterior”, François Fillon, ministro de Trabajo, propone negociar con la patronal y los sindicatos dos cosas: la unificación de los salarios mínimos (existen seis modalidades actualmente) y un aumento del 12%, lo cual, si se logra, sería la primera vez, desde ahace 30 años.

Y en cuanto al vodevil sobre el sueldo de los ministros, la realidad es la siguiente: en 2001, en medio de la campaña de infundios contra la persona, mas que política, del presidente Chirac, la presa de izquierdas sacó a relucir los fondos reservados del Elíseo, fortunas colosales que Chirac utilizaría a su antojo. No les fue difícil a los servicios del Elíseo aclarar que, si bien existían dichos fondos secretos, estaban en un 90% en manos del Primer Ministro. Porque los ministros, ciertos altos funcionarios y otros representantes de la burocracia estatal, cobraban de dos maneras: un humilde sueldo oficial, que declaraban a Hacienda, y un complemento, cuatro o cinco veces superior, que escapaba a los impuestos, pagándose en efectivo. Colmo de la arbitrariedad, eran los ministros quienes recibían la totalidad de la suma secreta y la repartían entre sus colaboradores, según su capricho.

Ya que el tiro les salió por la culata, puesto que era Jospin quien disponía de la mayoría absoluta de esos fondos secretos, éste decidió suprimirlos, para presentarse como el bueno en las próximas elecciones. No sabemos si en los últimos meses del gobierno Jospin sus ministros habían visto disminuir su sueldo en un 70% (que era, más o menos, lo que cobraban “secretamente”), pero si fue así, esto explicaría su desgana en las últimas elecciones, porque cobraban menos que los senadores, diputados y altos funcionarios, como ocurrían en estas últimas semanas, con los ministros del gobierno Raffarin. De todas formas, siguen cobrando menos que sus colegas alemanes o británicos.

Mientras tanto, el petainista José Bové, que ha salido de la cárcel antes de cumplir la totalidad de su pena, fue recibido por sus amigos verdes, comunistas y hasta por representantes del... Sindicato de la Magistratura, se ha ido de vacaciones en su nuevo velero de 9 metros, costeado, dicen algunos, por los campesinos sin tierra brasileños. Pero yo me pregunto si sus propios “fondos secretos” que le permiten viajar tanto, comprarse veleros y algunas cositas más, no provienen de Arabia Saudí, como recompensa por haberse portado tan bien en Palestina.

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