Menú
Carlos Semprún Maura

Mister Smith en el Senado

“Tal vez haya eludido explicarme ante los periodistas, pero es mucho menos grave que eludir explicarse ante los jueces”. Lionel Jospin, absolutamente frenético, ha aullado esta respuesta a la irónica pregunta de un diputado de la oposición, que quería saber cuánto tiempo fue un topo trotsquista en el PS. Claro que lo fue, y todo el mundo lo sabe ahora, pero en realidad se trataba de subrayar la duplicidad y la larga mentira del candidato a la Presidencia de la República. Quien rehúsa explicarse ante los jueces, según Jospin, es, no faltaba más, Chirac, quien no rehúsa nada y simplemente se atiene a la Constitución, que protege al Presidente, de ser convocado ante un juez, como cualquier ciudadano y bajo cualquier pretexto.

Esto es, por cierto, lo que la izquierda plural quiere cambiar, cambiando la ley, y convirtiendo a los presidentes en ciudadanos como los demás ante la Justicia. El Parlamento votará sobre esta cuestión la semana que viene, pero todo el mundo sabe que nada se decidirá antes de las presidenciales de 2002. Para alguien que ha conocido el trotsquismo en sus mocedades, resulta de un ridículo infinito, constatar cómo toda la prensa servil (acabo de leer el último “Nouvel Observateur”), para defender a Jospin, defienden al trotquismo, convirtiendo esas sectas retrógradas en santos inocentes, ellos que hasta ayer por la tarde, influidos por la ideología dominante estalinista, lo consideraban como una perversión. O una sucursal de la CIA.

Pero lo que nadie dice, salvo Stephane Courtois y pocos más, es que Jospin fue, a la vez, trotsquista, socialista y masón, y en su masonería reside, probablemente, la clave de todo. Los ingenuos podrán extrañarse de la contradicción metafísica entre la masonería, cuyo lema es la tolerancia, y el trotsquismo, cuya práctica es la intolerancia, pero eso se resuelve dialécticamente, con la ambición de poder, exigencia mucho más poderosa que cualquier otra.

Al mismo tiempo que la adaptación/traición de la película de Capra, el Parlamento ha terminado por votar la ley franquista sobre la “modernización social”, un aquelarre contra las empresas, contra la modernización verdadera del mundo laboral, y por lo tanto contra el empleo. Después de negociaciones difíciles, de compromisos inconfesables, el PCF ha votado a favor de esta ley carca. A cambio, ha recibido garantías de apoyo socialista en las próximas elecciones y la promesa de que su secretario nacional, Robert Hue, no irá a la cárcel, por financiación ilegal de su partido. En Francia, la Justicia es independiente, pero como en la granja de Orwell, si todos lo son, los hay que lo son más, o menos.

Ayer, París se despertó sin periódicos. La NMPP estaba en huelga. El motivo era que el “Grupo Amaury”, que edita “Le Parisien”, y “L´Equipe”, el “Marca” francés, que vende un millón de ejemplares diarios, más o menos, considera que el monopolio de distribución de las NMPP (80% en toda Francia y 100% en París y región), les resultaba demasiado caro y contraproducente y pretenden difundir ellos mismos su prensa. Las NMPP, constituyen, desde su creación en 1947, una empresa ambigua, es, desde luego una empresa capitalista, con Hachette (también potente distribuidora de libros), como accionista importante, pero no único.

Pero las NMPP cuentan asimismo con un potente y curioso sindicato bolchevique-anarquista, que no duda en hacer huelgas, así como en saquear imprentas y destruir tiradas enteras de los periódicos que no obedecen su ley mafiosa. Imponen, por ejemplo, que ningún diario nacional, salga los domingos. Hasta cierto punto, podría explicarse su sectarismo y su violencia si se tratara de una “cooperativa obrera”, amenazada por las empresas capitalista malvadas. Pero no, se trata de una empresa patronal, defendida a rajatabla por el más influyente, sectario y violento de los sindicatos franceses. La “lucha de clases” aquí, se sitúa en el mismo ámbito que el sindicato mafioso de los portuarios o camioneros en los USA. Con menos muertos, por ahora.

En Internacional

    0
    comentarios