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Carlos Semprún Maura

Pepe Le Moko

Pocos recordaran ésta película francesa en la que Jean Gabin, bandido con garbo, perseguido por la policía, se había refugiado en la “casbah” de Argel. No sé porqué. leyendo el culebrón sobre Alfred Sirven, me acordé de ella, aunque Sirven, sonriente y algo cansado --lógico es tan viejo como yo-- no se ha suicidado por amor a la bella Mireille Balin, ni siquiera ha terminado su recorrido. Pero él también es un bandido, pero un bandido de los tiempos modernos, los tiempos de la socialburocracia.

En la tonelada y media de artículos publicados sobre su caza y captura, sólo muy fugazmente se alude a que atracó bancos en Corea y Japón (está visto que le encanta viajar), pero no he llegado a saber cuántos años de cárcel hizo en aquellos lejanos países. Atracador en el Extremo Oriente, Sirven se convierte en hombre de negocios a su regreso a Francia, y logra su ascenso social a la sombra ¿de quién? ¿De quién iba a ser? De los hombre del Presidente Mitterand. Este designa a dedo personalmente a Loïc Pringent como presidente de ELF, y Pringent a Sirven, como su segundo de a bordo, con el simbólico título de responsable de “los asuntos generales”.

Alguien, algún día, tendría que escribir un libro –o varios— sobre la peculiar corrupción de los socialistas europeos, sobre la profunda podredumbre de estos sistemas políticomafiosos que han impregnado las sociedades europeas, y cuyos líderes indiscutibles fueron, Francois Mitterand, Felipe González, Benito Craxi. Y sobre los que chuparon del bote, que fueron, y son, legión. Negocios turbios, tráficos diversos, porquerías aún no limpiadas, ni en Francia, ni en España.

No estoy diciendo que los únicos corruptos sean los socialistas, no, digo que ésta corrupción peculiar, en la que se mezcla poder político, capitalismo de estadoe intereses privados, es algo nuevo en las filas socialistas. León Blum, pongamos, no era así. Como en todo buen culebrón, cuando creíamos que habíamos llegado a la conclusión, salta un nuevo capítulo imprevisto. Las autoridades alemanas intervienen, con todas las de la ley, y retienen a Alfred Sirven en Frankfurt. La impericia de las autoridades francesas, desde el comienzo de este asunto, salta a la vista, alimentando las más negras sospechas: ¿Está realmente interesado el gobierno Jospin en que se incluya al hombre de los “asuntos generales”, en el juicio a Roland Dumas y sus botines?

Sirven había declarado antes de su fuga, que sabía bastantes cosas como para “hacer saltar veinte veces la Republica”. Admitamos que sea un farol, y que la Republica pueda resistir a veinte Sirven, eso no quita que estemos en periodo pre-electoral, las municipales en marzo que viene, las presidenciales y generales en 2002, y como izquierda y derecha, o los bandos que así se apodan, están casi empatadas en los sondeos, un escándalo como podría ser el de ELF estallando de verdad, con todo sobre la mesa, pocos meses antes de la cita ciudadana de 2002, podría tener repercusiones políticas. Muchas más, en todo caso y en buena lógica, que el ridículo asunto de “los diamantes de Giscarg d´Estaing, regalo del “emperador” Bokasa al presidente francés, lo cual pesó, por lo visto, en su derrota de 1981.

Lo más probable es que el juicio contra Roland Dumas, Loïc Pringent y los demás se aplace, al estar detenida en Alemania la pieza esencial del sumario. ¿Se alegrarán los procesados? No es nada seguro. Tal y como iban las cosas, se preveían sólo penas simbólicas. Ahora las cosas podrían ir en serio. ¿Los intereses y poderes de la izquierda lograrán retrasar el verdadero juicio a los “asuntos generales” de ELF, hasta después de las elecciones de 2002? Veremos.

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