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Carlos Semprún Maura

¿Por quién doblan las campanas?

La actualidad en Francia, tal y como se refleja en sus medios, está dominada por esta ola de frío y nieve que tanto parece haber sorprendido a los franceses. Como hace años que sólo esperan canículas que no vienen, un invierno con heladas les espanta.

Todos los medios parecen haber descubierto, con una mezcla de sorpresa e indignación, que en una guerra se producen víctimas, incluso cuando se trata de una operación militar limitada como es la del ejército israelí en Gaza para tratar de destruir a Hamás (o al menos detener los lanzamientos de misiles, entregados por Irán, contra la población civil del sur de Israel). Ayer martes, leí tres diarios, Le Figaro, ABC, y El País, y en los tres abundaban los detalles patéticos y sangrientos, hasta el punto de que parece que los israelíes se han lanzado por capricho cruel y sin motivos a masacrar a los palestinos (y no a combatir a Hamás).

Bueno, al menos El País publica la traducción de un artículo de André Glucksmann mucho más sensato, pero el ABC ni eso. Dado que Le Figaro se ha convertido en el portavoz oficial de Sarkozy, tiene la obligación de reproducir sus declaraciones y en ellas subraya que la responsabilidad es de Hamás, al romper la tregua en Próximo Oriente y reanudar los bombardeos contra el sur de Israel. En su reciente gira, Sarkozy ha insistido en la necesidad de que cesen "las violencias": la intervención militar israelí en Gaza pero también los misiles de Hamás contra Israel. Lo mismo dicen casi todos: el egipcio Mubarak, el palestino Abbas, la ONU, la UE y hasta creo que algo ha murmurado en ese sentido el fantasma de Javier Solana. Pero los combates, por ahora, prosiguen. Sarkozy no ha obrado milagros, como estaba previsto. Israel ha declarado una pausa de tres horas diarias en sus bombardeos para que la población de Gaza pueda alimentarse y evacuar a sus heridos. Pero eso dista mucho de ser una situación pacificada. Israel está solo contra todos, una vez más.

Aparte de esto, la actualidad en Francia, tal y como se refleja en sus medios, está dominada por esta ola de frío y nieve que tanto parece haber sorprendido a los franceses. Como hace años que sólo esperan canículas que no vienen, porque se creen a pies juntillas esas bobadas sobre el clima tan difundidas por la mayoría (hasta se han creado ministerios para planificar las temperaturas, los aguaceros y el sol), un invierno con heladas les espanta y comienzan a dudar de Borloo, el ministro del clima y pandereta.

La otra primera plana de la actualidad y de la indignación para los columnistas galos (yespingouins) es la presidencia checa de la UE. Por todas partes, como las ratas en los naufragios, surgen artículos contra Vaclav Klaus, el presidente checo. Pues yo lo considero un tipo estupendo y me reservo mi derecho de admiración para otro artículo.

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