Menú
Carlos Semprún Maura

Primera victoria

Quedó patente que Sarkozy ya no tiene adversarios en su campo, lo cual elimina prácticamente todas las posibilidades que tenía Chirac para volver a presentarse.

El congreso de la UMP para designar a Nicolas Sarkozy candidato oficial del partido fue un triunfo. No tanto por su aparatosidad, sus muchedumbres, el oro y el moro, sino porque quedó patente que Sarkozy ya no tiene adversarios en su campo, lo cual elimina prácticamente todas las posibilidades que tenía Chirac para volver a presentarse. Porque todos los lideres, chiraquianos o sarkosistas, estuvieron allí y apoyaron firmemente a Sarkozy. Hasta Dominique de Villepin estuvo en la Puerta de Versalles, y fue aplaudido, pero porque así lo había pedido Sarkozy.

El único que hizo mimos e ironía saludando a Chirac fue Jean-Louis Debré, presidente de la Asamblea Nacional, y último antisarkosista. El más importante de todos, a mi entender, fue Alain Juppé, quien hace una semana aún declaraba que Sarkozy era el mejor candidato, a condición de que Chirac no se presentara, y que no tuvo ayer ni reservas, ni remilgos. O Alliot-Marie, ministra de Defensa, la cual aún hace unos días hacía el ridículo "amenazando" con presentarse por su cuenta. Más natural fue la presencia de los ex primeros ministros Balladur y Raffarin. Bueno, que estuvieron todos, en definitiva.

El discurso del candidato fue, como casi siempre, brillante, inteligente, con programa y... demagógico. Para reunir simbólicamente a toda la "familia", hizo elogios de Jacques Chirac y hasta de su valiente "no" a la guerra de Irak (¡Cretino!). No fue un discurso revolucionario, desde luego, pero prometió un poco más de liberalismo en materias económicas y sociales; elogió una vez más el trabajo, el esfuerzo y el mérito; abogó por una disminución de los impuestos (no más del 50% para los más altos) y por un aumento de los salarios; reafirmó los "valores republicanos", democráticos y laicos, frente al "comunotarismo"; criticó duramente el sometimiento de la mujer bajo el islam (sin citarlo); y pese a su elogio de la defensa cobarde de Sadam Hussein por Chirac, se mostró un poco más "atlantista" que Marie-George Buffet, la candidata comunista. Y un "detalle" que me encantó: dio con la puerta de Europa en las narices a Turquía, que pretende invadirnos. Pero ya habrá ocasión de volver en detalle sobre todos estos temas, que quedan cien días de campaña.

O sea que mientras la UMP se une en torno a Sarkozy, el PS está una vez más enzarzado en una polémica interna, y hasta casera. François Hollande promete aumentar los impuestos y hasta crear nuevos y Ségolène Royal dice que no, que ni hablar. La polémica tiene aspectos de disputa casera, pero no "corneliana"; se parece más a un sainete de Courteline. Con motivo de este congreso de la UMP hemos podido constatar, una vez más, que los medios galos son todos de izquierda, hasta los de derecha. Apoyan, pues, a Ségolène, y se inquietan porque la pareja se tira los trastos a la cabeza.

En Internacional

    0
    comentarios