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Carlos Semprún Maura

Rumores y bombas

Mientras el Gobierno francés sigue sin hacer la guerra en Costa de Marfil, pero enviando tropas que parecen no saber muy bien lo que están haciendo allí, sus oficiales declaran a la tele: “No participamos en la guerra, estamos aquí para proteger a los europeos y garantizar la línea de alto al fuego”. Pero la realidad es que combaten contra los “rebeldes”, pero sin decirlo, lo cual levanta sospechas, mientras tanto, pues, la DST (servicio de contraespionaje) ha detenido a cuatro islamistas que preparaban un atentado, según fuentes oficiales. Probablemente, en París. Estarían ligados a la red Al-Quaida.

Desde hace algunas semanas, circulaban rumores según los cuales iban a producirse atentados en los grandes almacenes, precisamente en estos momentos de afluencia, con la preparación de las fiestas y la tradición de comprar regalos para los niños, la suegra, la novia y el jefe de negociado. Un objetivo puramente militar, claro. Como es lógico, la prensa se encontraba ante una disyuntiva: si alertamos seriamente se derrumba el negocio navideño, que buena falta hace en estos momentos de tristeza económica, y si no lo hacemos, no cumplimos con nuestro deber de informar. Estas detenciones permiten afirmar, o suponer, que se ha evitado el peligro. No es nada seguro, desgraciadamente. Lo más probable es que las redes terroristas islámicas cuenten con más gente que estos cuatro detenidos. Puede tener cierto interés saber que estos individuos estuvieron en Afganistán y Chechenia, entrenándose primero y combatiendo después, en la “guerra santa”, demostrando una vez más los lazos que existen entre los diferentes grupos y frentes de la conspiración internacional del terrorismo islámico.

Este miércoles, Le Figaro –que publica un largo artículo del bobalicón de Bill Clinton, en el que afirma que si los hombres fueran buenos, serían mejores, o algo así– publica otro del inteligente Alexandre del Valle sobre islamismo, precisamente. Rechazando la noción suicida de “islamismo moderado”, que sería como afirmar que existe un “fascismo moderado”, dice, nos recuerda lo que son realmente dichos “moderados” en Maruecos, Argelia, Pakistán, Indonesia, otros países y Turquía. Turquía en el umbral de Europa, o sea el aquelarre absoluto. Del Valle cita al “moderado” Erdogán, que insultó Chirac en Copenhague y declaró al periódico turco Hurriyet: “Millones de musulmanes en el mundo esperan el despertar (islámico, evidentemente) de Turquía, para sublevarse”. Nos están preparando Pascuas sangrientas y en el menú, tapas de síndrome de Estocolmo y kilos de “izquierda caviar”.

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