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Carlos Semprún Maura

Taxi driver

La comisión Attali está dando el conocido y triste espectáculo de tantas anteriores, nombradas y jaleadas a bombo y platillo por los gobiernos galos, que apenas son publicadas sus conclusiones se las archiva sin leerlas siquiera.

Dos manifestaciones de taxistas, con sus consiguientes atascos, y el Gobierno se raja. Evidentemente, para la comisión Attali la reforma de las profesiones de taxistas, farmacéuticos, ujieres y peluqueros (?) es lo de menos, pero ni eso han conseguido. El Gobierno ha prometido no cambiar nada a la regulación de la profesión de taxista, por lo que seguiremos sin encontrar taxis de noche, cuando llueve, a ciertas horas del día; además son cada vez más caros.

Frente a la burocratización provincial y la plétora administrativa, debido al bulo de la "descentralización", con sus regiones, sus departamentos, cantones, aglomeraciones y municipios, o sea un despilfarro absoluto y una complicación supina, la comisión Attali propone suprimir los departamentos. Francamente, yo no sé si es la buena solución, porque quizá sería mejor suprimir las regiones, pero el Gobierno ha respondido que los franceses están acostumbrados a sus departamentos y los aprecian y que, por la tanto, no van a cambiar nada.

La comisión Attali también propuso reformar el sistema de las allocations familiales (o subsidios familiares), que funciona desde 1945 según el criterio de otorgar la misma subvención para todos según el número de hijos, sin tener para nada en cuenta la fortuna o penuria de los beneficiarios. En nombre de la igualdad, un millonario y un parado cobran lo mismo por hijo nacido. Seguirá igual.

La comisión Attali está dando el conocido y triste espectáculo de tantas anteriores, nombradas y jaleadas a bombo y platillo por los gobiernos galos, que apenas son publicadas sus conclusiones se las archiva sin leerlas siquiera. Conste que yo no tengo la menor simpatía por Jacques Attali, porque es un ladrón à col blanc. El presidente Mitterrand le nombró director del Banco para el Desarrollo de la Europa del Este, recién liberada del comunismo. Al cabo de unos dos años, si no recuerdo mal, el consejo de administración le planteó la siguiente disyuntiva: o dimites hoy, sin indemnización, o te llevamos ante los tribunales. El ultimátum era debido, claro, a sus trapicheos y desfalcos, cuyo objetivo no era ayudar a la pobre Rumanía, pongamos, sino enriquecer al pobre Attali. Yo prefiero a los rateros. ¿Quién que es no es romántico?

Este lunes toda la prensa ha comentado los líos de la mayoría presidencial en Neuilly-sur-Seine. Nicolas Sarkozy, ex alcalde, había propuesto –o impuesto– como candidato a la alcaldía a uno de sus portavoces, David Martinon. Pues bien, tanto la UMP de Neilly como el propio hijo del presidente, Jean Sarkozy, se han rebelado contra Martinon y le han tumbado. Jolgorio de la izquierda, y pasmo en la UMP.

Todo el mundo considera que Neuilly es la quintaesencia de la riqueza y del lujo, pero yo tengo otra impresión, porque en Neuilly vivió mi genial y difunto hermano Paco en un pisito de lo más modesto.

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