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Carlos Semprún Maura

Todos los cerdos son iguales

Gracias a mi mujer (y algo también al alcalde, las cosas como son), la noria de feria que estropeaba la armonía de la bella plaza de la concordia ha desaparecido. Me dicen que “la ministra” Catherine Tasca habría apoyado al alcalde. Pongo comillas, porque de ministra sólo tiene un autoritarismo sectario que está sublevando contra ella a todos los funcionarios de la cultura. Ahora les toca a los Museos. Tal vez, y digo tal vez, haya heredado de su padre ese sectarismo. Alessandro Tasca, fue un dirigente del PC italiano, y tuvo sus líos, pero ahora no recuerdo si fue porque siguió siendo estalinista cuando llegó la orden de no serlo más, o al revés, se adelantó a dicha orden. En los PC, la noción de tiempo, de oportunidad, de oportunismo, siempre ha desempeñado un papel fundamental. Dialéctico, no faltaba más.

El caso es que ha encabezado la campaña contra la presencia de Berlusconi en la próximo Feria del Libro, siendo Italia el país invitado. Se han unido un par de editores, demostrando tanto sectarismo como la Tasca (no piensen en Operas, sino más bien en computadoras envejecidas). Para desgracia, o no, ya se verá, de Italia, Berlusconi, no sólo ha sido democráticamente elegido Presidente del Gobierno, sino que además, cosa poco usual, es –o era– el propietario de la editorial Mondadori, editorial que no es, que yo sepa, más fascista que Fayard u otras grandes editoriales francesas. Yo, si fuera editor italiano, no iría a la Feria del Libro de París, pero me imagino que irán todos, porque el mercado, si bien es más eficaz que la planificación socialista, no siempre coincide con el honor.

Recuerdo que cuando los editores franceses fueron invitados a una Feria del Libro en Teherán, Exteriores y Cultura exigieron que no presentaran libros escritos por autores judíos, para no molestar a las autoridades iraníes, tan islámicamente democráticas. En ese caso, hubo alguna protesta, ahora nada. Berlusconi tildado de fascista, o aliado a los fascistas, ¿quién se atreve a protestar? Yo.

La izquierda francesa, en su inmensa mayoría, se considera demócrata, pero no acepta el veredicto de las urnas, cuando gana la derecha. Esto se ve en la construcción europea, como en la precampaña electoral. Desde hace meses todos los medios a su alcance, y son muchos, intentan desprestigiar, ensuciar, calumniar al presidente Chirac, sobre la base de la financiación ilegal de su partido, el RPR cuando entonces era su presidente, y no de la Republica. Se ha demostrado que la financiación ilegal existió para todos los partidos, particularmente para el PS en tiempos de Mitterand, aunque el RPR también tuvo sus armarios llenos (pero ¿no hubo una amnistía?). Las más altas instancias de la Magistratura, y el Constitucional, recordaron que un Presidente de la república, cualquiera, no sólo Chirac, no tenía porqué acudir a la convocatoria de un juez ambicioso, sin previo voto del Parlamento.

Da lo mismo, la campaña de infundios, mentiras, mezcladas con alguna verdad, prosigue, porque el objetivo no es llevar a Chirac ante los tribunales, sino crear un clima de sospechas, para que pierda votos. La última argucia, por ahora, es la de invitar a Didier Schuller, personalmente muy pringado en esas financiaciones ilegales, en su caso del RPR, a que abandone su exilio en Santo Domingo, y vuelva a Francia, para declarar contra Chirac. Les voy a revelar un inmenso secreto, un gigantesco scoop (se dice en catalán): como en España, en Francia, la Justicia es partidista, y eso no se limita a “Jueces para la Democracia”, o al Syndicat de la Magistrature, los gobernantes y los partidos, sobre todo de izquierda, pero no únicamente, helàs! creen que ellos son los únicos demócratas. Los demás, ¡a la cárcel!


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