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Carmelo Jordá

¿A qué partido socialdemócrata puede votar un liberal?

Hablamos de un centro-izquierda que se siente y se reivindica español y que tiene un proyecto para España.

Hablamos de un centro-izquierda que se siente y se reivindica español y que tiene un proyecto para España.
GE

No nos engañemos, en estas elecciones los españoles que no deseemos apoyar a alguna opción regionalista o localista estamos condenados a elegir entre cuatro o cinco partidos. Sí, hay más, pero esos van a ser los que logren representación, los que tengan algo que decir en la formación del próximo Gobierno: PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos y lo que quede de IU.

Luego uno es libre de echar su voto a una preciosa papelera llena de principios, yo no se lo voy a reprochar, como tampoco soy quién para decirle que no puede abstenerse si no se siente representado, que es lo que nos pasa, al menos desde hace unos años, a los liberales en España.

Sin embargo, yo soy de los que creen que hay que votar, tratar de influir, que hay una opción que será o no liberal, pero que es o puede ser buena para el país. Yo, en resumen, siempre he votado, casi nunca convencido del todo y casi siempre llevándome disgustos posteriores, pero en todas las elecciones había una papeleta que, en aquel momento, parecía una buena idea.

Este año los liberales a los que nos gusta votar y nos gusta que nuestro voto no caiga en el extraparlamentarismo tenemos, como decía, cinco partidos a los que votar: tres socialdemócratas y uno y medio de ultraizquierda.

Los dos últimos son Podemos e Izquierda Unida, teniendo en cuenta que lo más probable es que los de Garzón no se coman un colín, lo lógico es que si usted quiere miseria e ir perdiendo todas las libertades que tan precariamente mantenemos se deje de medianías y vote a Pablo Iglesias y los suyos, son los mejores para ese cometido.

Por el contrario, si Venezuela no es su modelo de sociedad ideal tendrá usted que decidirse por una de las tres distintas opciones socialdemócratas –sí, el PP es un partido socialdemócrata y no deben ustedes sorprenderse por ello: el propio Rajoy lo dejó claro en el famoso discurso de Elche–. Todas comparten básicamente el mismo terreno ideológico, pero entre ellas hay algunas diferencias importantes. La peor de todas, creo yo, es la que representa un PSOE desorientado ideológicamente, sin atisbo alguno de discurso nacional, demagogo como siempre lo ha sido y, probablemente, más inoperante y de baja calidad que nunca. Si vieron el debate este lunes tendrán una idea de a qué me refiero.

Un poco más serias me parecen la socialdemocracia que representan Ciudadanos y el PP, los segundos con el pequeño defecto de que igual deberían ser otra cosa y con una rémora de cuatro años de un Gobierno que ha sido no sólo socialdemócrata sino muy deficiente desde muchos puntos de vista. Pese a su fama de buenos gestores, los populares no lo han sido, lo que por otra parte podríamos esperar teniendo en cuenta la colección de lumbreras con la que Rajoy se ha rodeado tanto en el partido como, y sobre todo, en el Gobierno. ¿Tiene esto muchos visos de mejorar? Sinceramente, yo creo que no.

Finalmente está Ciudadanos, que no es liberal ni quiere serlo ni, muy probablemente, lo será nunca; pero sí que ha hecho un esfuerzo, llamativamente desperdiciado por ellos mismos en esta campaña, para construir un programa razonable, coherente en su socialdemocracia y, en la mayor parte de los aspectos, bastante menos tóxico de lo que el izquierdismo español nos tiene acostumbrados.

Además, y esto –con el permiso de la moribunda UPyD– es casi una novedad, hablamos de un centro-izquierda que se siente y se reivindica español y que tiene un proyecto para España que va más allá de machacar a la mitad de la nación, que promete abrir espacios a través de los cuales la libertad podría fluir en la Justicia o en el propio Parlamento. Un partido socialdemócrata que no parece tener la intención de ocupar las instituciones y la sociedad como ha hecho el PSOE en las cuatro últimas décadas.

Que esas promesas tengan más peso que la evidente falta de experiencia de Rivera y su equipo, que cierta ensalada ideológica que se entrevé en Ciudadanos y que la forma tan comprensible como triste con la que la mayor parte del partido se pliega a lo políticamente correcto es cosa que dejo a criterio de sus conciencias. Yo, por supuesto, no les voy a decir qué deben votar, ni siquiera después de esta parrafada.

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