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Carmelo Jordá

ETA sigue donde siempre, nosotros también

No todos pero sí muchos españoles seguiremos enfrentándonos frontalmente a los terroristas y a la posibilidad de que finalmente se llegue a un compadreo que recompense los años de crímenes en lugar de castigarlos.

Como muchos nos temíamos, el tan esperado comunicado de los terroristas de ETA ha ofrecido muy pocas novedades sobre los intentos previos de tomarnos a todos el pelo, concretamente las formas y partes más importantes del texto resultan prácticamente calcados de los que usó en 2006.

Sólo la referencia a la comunidad internacional es nueva, y además sirve para que descanse en esta entelequia indefinible la tarea de verificar el alto al fuego, es decir, que a ETA no le sirve la verificación que puedan hacer las fuerzas y cuerpos de seguridad. Aquí hay que decir, eso sí, que teniendo en cuenta lo que hizo el ministro en 2006 tampoco a nosotros lo que diga Interior al respecto nos convence mucho.

Además, hay que tener en cuenta que esa "comunidad internacional" previsiblemente estará compuesta exclusivamente por personajes e instituciones muy comprensivos con los terroristas de ETA como el tristemente famoso Brian Currin. Así que aunque tengamos ese elemento más en la partida que juega la banda, está claro que quizá la táctica etarra cambie al incluir nuevos peones, pero la estrategia sigue siendo la misma.

Una estrategia que es y será presionar con las armas o con su silencio, con los asesinatos o con la ausencia temporal de éstos, con la extorsión y, en suma, con una variada gama de crímenes y delitos "hasta conseguir la independencia y el socialismo", según dicen en el propio comunicado excretado este lunes.

Porque no hay nada en el texto sobre el cese definitivo de la violencia, ni hay entrega de armas ni mucho menos petición de perdón a los miles víctimas que cada día del calendario han caído bajo sus pistolas o sus bombas, tal y como estamos recordando justo ahora en Libertad Digital.

Y al contrario sí que hay socialismo, derecho a decidir, independencia, territorialidad y "proceso democrático" que lleve a "alcanzar una verdadera situación democrática en Euskal Herria", como si no fuese la propia existencia de la banda lo que más aleja al País Vasco y a España de una democracia plena.

Así las cosas, ya que ETA no se mueve nosotros tampoco nosotros lo vamos a hacer. Desde luego no todos pero sí muchos españoles seguiremos enfrentándonos frontalmente a los terroristas y a la posibilidad de que finalmente se llegue a un compadreo que recompense los años de crímenes en lugar de castigarlos.

Hablaremos, discutiremos y escribiremos en contra de esa supuesta paz y, por supuesto, estaremos el próximo 5 de febrero con Alcaraz y muchos miles de personas de bien diciendo que en nuestro nombre, no, nunca.

En España

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