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Carmelo Jordá

¿Independencia? ¡No sin mi pasta!

El mismo Puigdemont que se ha mostrado dispuesto a ir a la cárcel se nos pone de los nervios cuando le mencionan la pasta.

El mismo Puigdemont que se ha mostrado dispuesto a ir a la cárcel se nos pone de los nervios cuando le mencionan la pasta.
Carles Puigdemont y, en segundo plano, Oriol Junqueras | EFE

Puigdemont y Junqueras han comparecido este martes ante los medios por sorpresa y presos de una indignación total: resulta que a los responsables del 9-N el Tribunal de Cuentas les está pidiendo el dineral que se gastaron en aquella charlotada ilegal.

¡Pedirles el dinero, hasta ahí podríamos llegar! Fíjense que el mismo Puigdemont que se ha mostrado dispuesto a inmolarse en la cárcel –es de suponer que en una confortable celda con todas las comodidades– se nos pone de los nervios cuando le mencionan la pasta. La pela, a lo que se ve, sigue siendo la pela para el nacionalismo catalán: por la trena podrían pasar, pero a la salida que el riñón esté bien cubierto.

En su santa y económica indignación, los comandantes del procés no reparan en algunas pequeñas contradicciones, como esa de acusar a los tribunales españoles de estar "politizados" y ser algo así como la hez judicial de la galaxia para acto seguido citar sus sentencias para explicar que convocar un referéndum no es delito. Carles, Oriol, que lo vuestro no es solamente "convocar un referéndum": es más bien encajar en varios de los tipos del delito de rebelión que tipifica el artículo 472 del Código Penal.

Tampoco les importa acusar al Tribunal de Cuentas de "saltarse procedimientos" y decir que los malvados magistrados piden el dinero a Mas sin haber leído no se sabe bien qué informes, pero al mismo tiempo insisten en romper un país saltándose nada menos que la Constitución y el Código Penal. Hombre, al menos disimulad un poco, chicos, que de salteadores de leyes sois un gran ejemplo, y si tanto os gustan las tramitaciones de urgencia en el Parlament, no debería molestaros que la Justicia, por una vez, no sea lenta.

Pero, por mucho que nos detengamos en estos detalles no sin cierta importancia, lo esencial es ver cómo estos patriotas andorranos están dispuestos a cualquier sacrificio por la patria, pero no a que les toquen la cartera. "Mi patria en mis zapatos", decía la canción de El Último de la Fila –uno de cuyos miembros es ahora un convencido independentista, por cierto–. Se ve que la de Mas, Puigdemont y los demás está, sobre todo, en sus cuentas corrientes.

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