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Carmelo Jordá

La izquierda glam

Lo peor no es que el PSOE se nos ponga radical y viejuno, lo peor es que con esa pinta quiera ir a la City, es decir, a La Moncloa.

"Te has quedado en el 73, con Bowie y T. Rex", cantaba Alaska en "El rey del Glam", y allí, en el 73, con Franco y el Muro de Berlín todavía en pie, parece que se ha quedado buena parte de la izquierda española, que sigue luchando contra el franquismo y confiando en los sóviets.

El glam fue un movimiento musical, o quizá sería más ajustado llamarle una moda, que sobre todo destacaba porque sus protagonistas se mostraban con un aspecto provocativo, a mitad de camino entre la masculinidad y la feminidad y con uso profuso de maquillajes, ropas brillantes y todas las variedades de la purpurina.

Lo que podríamos denominar una pinta notablemente estrafalaria, como estrafalarias son las ideas de esta izquierda que nos ha tocado sufrir y que cada día anda más envalentonada: revolucionarias, bolivarianas, dictatoriales y presuntamente proletarias.

Como todas las modas musicales, el glam fue una cosa generalmente mediocre y aburrida, pasajera y del momento, pero tuvo algunos exponentes más interesantes que dejaron buenas canciones y grandes discos. Por ejemplo, los citados en la canción: T. Rex y, sobre todo, David Bowie.

En cualquier caso, era cosa de jóvenes, artistas y otras gentes de mal vivir, como decía aquel, y si un ejecutivo de la City londinese hubiese ido a la oficina vestido de Gary Glitter habría resultado cuanto menos chocante y, más que probablemente, contraproducente para su carrera.

Pues esa glamificación, si me permiten el palabro, es lo que nos está ofreciendo el PSOE, o al menos buena parte del Partido –partidísimo– Socialista: la vuelta a unas ideas estrafalarias, republicanas y muy de izquierdas que la socialdemocracia europea ha superado hace décadas. Pregúntenle, por ejemplo, a un laborista inglés o sueco sobre monarquía o república y verán qué cara ponen.

Pero lo peor no es que el PSOE se nos ponga radical y viejuno, lo peor es que con esa pinta quiera ir a la City, es decir, a La Moncloa. Yo entiendo que los pobrecitos no saben qué hacer y tienen menos ideas que un cuaderno en blanco, pero alguien tiene que explicarles que no se puede ir de glam y que te voten los que van de traje; no es posible combatir a Podemos en su campo y pretender ser un partido de gobierno.

"Nunca podrás cambiar, ajeno a las modas que vienen y van", le decían Alaska y Dinarama a su Rey del Glam. Estamos comprobando que buena parte de la izquierda española no puede o no quiere cambiar, pero lo peor no es eso, lo peor es que el PSOE pierda lo poco que tenía de moderno y civilizado y vuelva al 73, a defender la ruptura y a los camaradas soviéticos, o en su defecto a los bolivarianos, que es lo único que les falta defender.

Por cierto, que en su momento sería la leche, pero lo glam ahora resulta algo de lo más casposo… como esta izquierda.

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