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Carmelo Jordá

Los árabes y el Holocausto

¿Por qué no han estado los países árabes en la conmemoración de la Shoá?

¿Por qué no han estado los países árabes en la conmemoración de la Shoá?

Cincuenta países estuvieron este martes en Auschwitz recordando a los seis millones de muertos del Holocausto, honrando a los supervivientes y tratando de hacer visible un mensaje para todo el mundo: que algo así no puede repetirse.

Estuvieron, por supuesto, todos aquellos por los que pasó la terrible maquinaria de odio nazi, empezando por Alemania y la propia Polonia; estuvieron otros países europeos cuya experiencia del Holocausto fue menor o más lejana, como España o el Reino Unido; estuvo, por supuesto, Estados Unidos -el verdadero responsable en el fondo de que se acabase con Hitler y los suyos-, y con ellos otras naciones de América como Canadá o Argentina; estuvieron incluso dos cuya población es mayoritariamente musulmana: Turquía y Azerbaiyán.

Una larga lista, como ven, en la que se echa a faltar, o en la que al menos yo echo a faltar, al menos un representante de uno de los grupos de países más importantes del mundo: los árabes. Bastante triste es ya que en un islam que va desde Marruecos a Indonesia sólo los turcos y los azeríes se sientan con la responsabilidad de acudir a un acto como este, pero es que de los árabes ni uno.

Me dirán ustedes que soy un iluso, que ninguno de esos estados –en su inmensa mayoría feroces dictaduras- va a estar en un acto en el que se hablará de Israel y en el que igual hay hasta alguna bandera israelí. Es cierto, les responderé yo, pero ¿por qué? ¿Es que el asesinato a sangre fría de seis millones de personas no es motivo suficiente para dejar de lado tu agenda particular, aunque sólo sea por un día?

Es cierto, también, que las relaciones del mundo árabe con la Alemania nazi son seguramente un episodio que muchos prefieren no remover demasiado, so pena de tener que avergonzarse en público, pero qué poco hubiese costado mandar a un representante que le dijese a Al Yazira que su presencia allí no significaba apoyar a Israel sino, simplemente, rechazar que se asesine a la gente por millones. Pues no, ni un triste embajador que por una vez no legitime el odio.

¿Cómo debe leerse esta ausencia clamorosa? Algunos llegarán a pensar que esa forma tan estruendosa de guardar silencio sobre el Holocausto se debe a que muchos, los sátrapas que gobiernan Irán o Arabia Saudí, por ejemplo, o los qataríes que financian al Estado Islámico, repetirían muy a gusto una matanza de este calibre con los judíos que hoy viven en Israel; yo no creo que esto esté tan claro, lo que sí lo está es que no les preocuparía mucho un segundo Holocausto como no les preocupa el primero, y también lo es que asistirían encantados desde la primera fila si las muertes sirviesen a sus intereses. Al fin y al cabo, si estás pagando las degollinas del Estado Islámico está claro que lo tuyo no son los Derechos Humanos.

Nos encontramos, por tanto, ante un grupo de países que ni se molesta en cumplir con una mínima liturgia de política civilizada, ni tan siquiera fingen tener un poco respeto por lo más básico, a los que ni seis millones de muertos sacan del más repugnante y despreciable pragmatismo.

Cuando vengan a decirles que no se puede poner a todos en la misma cesta díganles que en ese caso salgan de ella de una vez; si les piden que los traten como a un país normal lo mejor que pueden decirles es que lo harán encantados… cuando lo sean.

PD.: Me apunta un lector en Twitter que también hubo un representante de Bosnia-Herzegovina y tiene razón, así que introduzco esta corrección a pie de página para dar fe de mi error y del acierto de los bosnios.

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